sábado, 30 de enero de 2016

Elliott Murphy, "Hangin' out"


Podés reír/ podés quedarte mirando/ pero todos formamos parte/ del mismo show

Siempre digo lo mismo, pero acá voy de nuevo sin ninguna vergüenza: conocí a Elliott Murphy gracias a un libro de título irresistible, que se llamaba Poetas Malditos del Rock. La editorial era Espiral, la misma del libro con las letras de Jim Morrison que habia comprado despues de leer la nota que Alfredo Rosso publicó en dos partes en la primera Cerdos y Peces, y que nos hizo a todos --ay-- fans del Rey Lagarto. Claro que el título del librejo era un tanto exagerado, no estaban todos los poetas malditos del rock, ni eran tan malditos los que estaban. Pero al menos asi conoci a un lote de cuatro artistas, el primero de los cuales era John Cale. Creo que apenas si lo sabia quién era al comprar el libro, pero fue fácil entrar en su mundo y también escuchar su música. Pero con los demás --Kevin Ayers, Elliott Murphy y un tal Lewis Furey, que si Rosso decía no conocer, evidentemente estábamos en problemas-- , en aquellos tiempos pre internet y pre todo, fue mucho más dificil. Sin embargo, leyendo las letras traducidas en sus páginas, yo armaba un ranking personal. Y creo que incluso antes que Cale, y sin haber escuchado ni un solo tema, puse entonces al buen Murphy. Es que la cualidad hedonista y epica de sus letras eran mas seductoras entonces que sequedad agreta de Fear, que habla tan bien de estos tiempos y de eso llamado la raza humana, por lo que hace tiempo que Cale quedo al tope de varias de mis listas, ni hablar de ésta. Pero aquella era una epoca de descubrimiento, y los textos de Murphy eran perfectos para eso. Además, como no conocía la musica, podía imaginármela como quisiera. Lo maravilloso fue que, cuando finalmente apareció un CD compilando sus primeros discos, la realidad resultó estar a la altura de lo que había imaginado. Murphy es, al fin y al cabo, un poeta maldito del rock, que debió instalarse en Paris para terminar de encontrar su lugar en el mundo. Cuando apareció fue celebrado como uno de los tantos nuevos Dylan, pero Murphy siempre fue mas Gatsby, es decir mas Lou que Bob, y en su desbarrancamiento terminó siendo uno de los pocos en drogarse tanto en la costa este como en la oeste antes de jugar la carta del poeta desarraigado, que le permitio hacer posible, con el correr del tiempo, ese tan extraño segundo acto en su vida (norte)americana, aunque en la Ciudad Luz. Gracias a este maravilloso laburo que tengo, pude en su momento cruzarme unas cartas con él y recibir un par de discos de regalo. La entrevista que en su momento le hice nunca encontró un lugar donde publicarse, así que aún se la debo. Pero desde entonces ha ido editando un disco tras otro, y revisitando también su pasado, y cada uno de esos pasos han encontrado su lugar bien Cretino. Uno de los grandes discos de Murphy es el primero, Aquashow. Ahí están muchos de sus grandes himnos, y hace poco lo regrabó con su nueva banda, liderada por su hijo. En YouTube solo encontré la versión original de este tema que le canta a salir a dar vueltas por la noche, a figurar por ahí. Pero en el Lado B del primer Musica Cretina del año suena la regrabación, exquisita y admirable, que entusiasma como la original, me hace volver a tararear el irresistible "na-na-na" y hasta levantar el puño para cantar con su misma acidez eso de veo las mismas caras de siempre en los mismos sucios lugares. Si, Elliott, sos de los nuestros, y somos los mismos. Por eso, si es mediodía de sábado, tambien será sábado por la noche. Y hay que salir a cantar. Hagámoslo todos juntos, vamos ahora: Na-na-na...

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