viernes, 14 de febrero de 2020

Willy DeVille, "You can't put your arms around a memory" (Johnny Thunders)

Se los presento: el tipo de la foto nació como William Borsay, pero todos lo conocemos como Willy DeVille. O al menos todos los que lo reconocemos en esa foto lo llamamos así. Willy ya no nos contesta, porque murió hace más de una década, aunque su música siempre esta ahí para quienes quieran ir a buscarla. La pueden encontrar, por ejemplo, cerrando el Rescate de Verano 2020 que estamos recorriendo esta semana en Música Cretina, aunque en realidad lo que hace Willy al final del Lado B es versionar a Johnny Thunders, uno de sus grandes compañeros de viaje. No podes poner tus brazos alrededor de un recuerdo, escribió Thunders y canta DeVille cerrando el no-programa, y ellos saben de lo que hablan. Cuando supe de la noticia de la muerte de DeVille, no pude menos que despedirlo en Radar, celebrando Pistola, que por entonces era su último (y gran) disco, recordando su paso por el CBGB y sus peleas con los Ramones, su fanatismo por John Lee Hooker y Muddy Waters, pero también por Jacques Brel. “Parafraseando aquella famosa declaración de Pete Townsend, DeVille siempre gritó pidiendo verdad en vez de dinero, comprometiéndose con una belleza que nunca estuvo seguro de poseer. Por eso es que su música siempre mezcló todo lo que tenía cerca, mostrándoles el dedo medio a los puristas y haciendo siempre su propio camino. Supo ser más neoyorquino que ningún otro en los ‘70, mezclando sabor latino, regusto negro y anfeta caucásica en su música. Cruzó el Atlántico por la chanson y el acordeón gitano, y volvió a cruzarlo para hundir la cuchara en el gumbo de Nueva Orleans, y más tarde incluso tender lazos indígenas con su música. ‘Los puristas lo arruinan todo’, supo decir. ‘Me gusta lo mejor, pero por qué tiene que ser sólo de una cosa. Yo siempre trato de abrir la cabeza, y dejarla abierta.’” Cretino honorario desde siempre, recordé en esa nota que Willy lo más cerca que estuvo de ser famoso fue cuando Mark Knopfler incluyó uno de sus temas en la banda de sonido de The Princess Bride y terminó nominado al Oscar. No tuvo suerte: fue el año que arrasó Dirty Dancing. Por supuesto, como no podía ser de otra manera, Willy mordió el polvo mas de una vez, pero también supo rearmarse y encontrar un lugar donde disfrutar de la vida hasta que —unos pocos días antes de cumplir 59 años, allá por el 2009— se fue a reencontrar con Edith Piaf, Jack Nietzche y Johnny Thunders, como anunció entonces oficialmente su agente de prensa. No podés poner tus brazos alrededor de un recuerdo/ no lo intentes, insiste Willy, reencontrándose con Johnny en el final de un Música Cretina vintage que los invito a escuchar de punta a punta en este viernes soleado de Febrero. Los dos se fueron hace tiempo, pero sus canciones siguen por acá, y —como escribí en aquel artículo despedida— “todavía funcionan como contraseña para ingresar en ese mundo en el que el rock aún es un lenguaje secreto, un camino por el lado salvaje, arena y no aceite en el engranaje”.

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