miércoles, 28 de febrero de 2018

El tiempo derrotado



Acabo de presenciar un momento mágico, acabo de ver al tiempo caer derrotado. No duró mucho, no podía ser de otra manera. Pero lo alcancé a ver, todos lo vimos y lo sentimos, no tengo dudas. Sucedió recién, en la sala Sinfónica del CCK, cuando Patti Smith cantó Pissing in the river acompañada por Tony Shanahan, que dejó la guitarra para pasar al piano. Alberto Manguel, que ofició de entrevistador en esta primera de las dos noches de Patti en Buenos Aires, le preguntó antes si alguna vez había dudado de su talento. Ella dijo que si, todo el tiempo. Que nunca pensó que podía ser cantante. Tal vez cuando era muy chica, cuando soñó con ser cantante de Opera, porque le gustaba Puccini. Pero su madre le hizo entender muy rápidamente que eso nunca iba a suceder. Después, se pensó una y otra vez como escritora o pintora. Pero nunca se le ocurrió que tenía talento como cantante. Contó que cuando grabó Horses trabajaba en una librería y le sorprendió que le ofrecieran un contrato discográfico, pero que pensó: grabo el disco y vuelvo a mi trabajo. Pero le dijeron que tenía que salir de gira. Dijo entonces: viajo, conozco el mundo y después a la librería. Pero no, porque le pidieron que grabase otro disco. Y allí fue cuando regresaron las dudas, contó Patti, y dijo que entonces fue cuando compuso esa canción. Después de las dudas, agregó, si sos fuerte y seguis adelante, siempre sucede algo maravilloso. Y entonces arrancó con Pissing in the river. Voices, voices, cantó Patti. Come come come, cantó. ¿Qué mas te puedo dar?, se preguntó. ¿What about it?, preguntaba Tony, Nunca dudé de vos, le respondía Patti. Pissing in the river es un tema que dura cinco minutos, y se va encendiendo, y ese encenderse fue transformando a Patti, que de pronto desafió al tiempo y a la canción, se plantó en el escenario, escupió sus dudas y su verdad y fue como si no tuviese edad, como si volviese a tener veinte años. Esa señora viejita de pelo largo y blanco de pronto tuvo al tiempo entre las manos, lo atrapó cantando su canción, cantando esa verdad de tantas veces y tanto tiempo. Fue un momento único, y cuando terminó no había agua para calmar su tos. Fue como si, de pronto, lo hubiese dado todo. Manguel se apuró, solícito, a alcanzarle un vaso. Hasta entonces había sido una velada apacible, con Patti recorriendo temas propios y ajenos --cantó Neil Young, John Lennon, Bob Dylan y después cerró con un clásico de Elvis-- y escuchando a un sorprendentemente medido y muy en su lugar Alberto Mangel (¿Ay, era necesario ese sombreritus, Alberto?) que la hizo dialogar con algunos escritores argentinos, que tradujo aparte en un papel para ella y fue leyendo en catellano para todos, como Alejandra Pizarnik, Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo y una tal Cecilia Romana, con cuya elección quiso abarcar las nuevas generaciones literarias. Pero con Maria Elena Walsh y su Cancion de cuna para un gobernante Mangel logró incendiarla a Patti, que fue entonces cuando cantó a Dylan y su A hard rain's a-gonna fall, y empezó a suceder algo raro con el tiempo, porque esa canción que en su momento anunciaba lo que estaba pasando pero todavía nadie quería verlo, medio siglo más tarde sonó aun mas ominosa, pero no porque podría haber sido escrita hoy, sino porque hoy a nadie se le ocurriría escribirla. Me puso la piel de gallina porque me hizo pensar que vivimos en un mundo en el que, sólo si tuviésemos suerte, podría llegar a ser escrita en algún futuro --esperemos-- no muy lejano. Sin embargo hay, sí, revoluciones en el aire. Hay, sí, lluvias por caer. Le lanzaron a Patti un pañuelo verde, el de la lucha por la legalización del aborto, y se lo colgó. Lo levantó del piso después de ver lo que era desde lejos, lo puso en su atril primero, y después terminó mostrándolo en el puño. ¿Debo continuar por un camino tan retorcido?, se preguntó entonces Patti, meando en el río, y todo tuvo sentido, y la intensidad que alcanzó ese momento de la noche redimió los momentos mas de salón de te. "Cuando era joven, pensé que debía cantar por los olvidados, por los que habían sido dejados al margen, pero hoy ya no pienso así. Porque con un mundo dominado por los corruptos y las corporaciones, todos somos olvidados, todos hemos sido dejados al margen", dijo Patti, que sonríe, mucho, y agradece también, mucho. Tal vez demasiado. Ostenta una bondad casi papal. Pero que cuando cierra el puño y la rockea, sus canciones siguen demostrando un poder que ella ya no tiene, y al mismo tiempo detenta. La señora del pelo tan blanco y abundante que parece llevar peluca de abogado británico. La rocker que desafió a los hombres y les ganó en su ley, sin dejar de ser mujer. La que paseaba por el campo de pequeña inventándole música a los poemas de William Blake. Manguel, atento, le pidió que cantase uno esta noche, y ella lo hizo, niña otra vez. Patti Smith, beata de la literatura rock, que para muchos y muchas de sus nuevos adeptos es un genero que lleva el rock casi de adorno, hasta que ella se levanta y canta, de verdad canta, realmente canta, y el tiempo pierde su sentido, y entonces hasta el que no quiere ni puede ver tiene que verlo. Que el rock puede que haya muerto, pero Patti todavía no.

lunes, 26 de febrero de 2018

Billy Bragg, "From red to blue"


Vi cómo vendías tu alma/ por una brillante mentira ajena

Hay un nuevo Música Cretina y así es como empieza, con este himno de Billy Bragg, de esos que emocionan hasta la piel de pollo. From red to blue es el tema con el que abre su disco William Bloke, el que parte al medio su carrera, su disco de madurez. En el que confiesa preguntarse a veces si debe votar rojo por su clase o verde por los niños y discute con los que parecen haber arriado sus banderas. Y con este tema también abre el que terminó siendo el primer no-programa del año. En realidad, debió haber sido el último del año pasado. De hecho, lo armé poco después de volver de una semana de vacaciones en Rio, y por eso quienes hagan play al no-programa entero se irán dando cuenta que hay mucho Brasil en sus dos lados. Pero como lo armé pensando en que tenía que tener discos que efectivamente estaban en mi discoteca –como para poder lucir los que había traído en el viaje--, finalmente también se llenó de clásicos como este del buen Billy, del que soy fan incondicional desde hace años. No está mal, ahora que lo pienso, que un no-programa de puros discos que realmente existen sea el primero en abrir –algo tardíamente, lo confieso-- la temporada 2018. Pero, ahora que lo pienso, lo que hace es cerrar el verano, ¿no? Y arrancar, sí, el año. Con ese hammond hermoso sonando y sonando detrás. Feliz domingo cretino para todos.

sábado, 10 de febrero de 2018

Música Cretina 2017 #8

ESTO NO ES UN PROGRAMA

24-12-2017

Lado A

"Porque el tiempo es de oro/ perderlo a placer"

1.- Jeremih, Drank
2.- Elia y Elizabeth, Ponte bajo el sol
3.- Joe Jackson, Junkie diva
4.- The Posies, Titanic
5.- Rafael Berrio, Niente mi piace
6.- The Beatles, Fixing a hole
7.- Juan Wauters, El show de los muertos (Sui Generis)
8.- 107 Faunos, Ley de los hermanos

Lado B

"No hay promesa que pueda hacerte/ que no sepas que es falsa"

9.- Tindersticks, Second chance man
10.- Alucinaciones en familia, Cancer pop
11.- Peter Hammill, If I could
12.- Marlon Williams, Strange things
13.- Marcos Valle, Vinte e seis anos de vida normal
14.- Candi Staton, Even the bad times are good
15.- El Siempreterno, Frío en verano