jueves, 21 de septiembre de 2017

Café Tacvba, "Que no"


Llegó a mi vida como por una equivocación/ no tenía problemas pero fue la solución

Buenos días jueves, buenos días lluvia, buenos días primavera. Pero a no preocuparse por el clima u otras pavadas, porque es como cantan los Tacuba: La vida sigue inexorable/ las heridas van cerrando. Cretinos honorarios desde el día cero, los mexicanos entraron en mi vida ya con su primer disco. Recuerdo que para presentarlo en una Buenos Aires ombliguista y cuyo rock le daba decididamente la espalda a sus vecinos, la gente de Warner invitó a toda la prensa a un Prix D'Ami repleto. Pero recuerdo también los pelos largos de su cantante, moviéndose como una versión mini-me de Anthony Kiedis, y a todos los que me rodeaban ignorándolo decididamente, mientras yo disfrutaba al borde del pogo con temazos iniciáticos como Chica banda, Rarotonga o Las persianas. También me acuerdo que Re llegó a mis manos en cassette, me cacho con el paso del tiempo y de los formatos. Tacuba fue una de las bandas que recibimos en los 90 gracias a ese sueño bolivariano realizado que fue MTV Latino, al menos durante ese tiempo en que toda latinoamérica estuvo viendo la misma señal. En una escena local en el que la orejera de sus intereses estéticos resulta sorprendentemente muy bien descripta por Scalabrini Ortiz en su libro sobre los ferrocarriles argentinos, con la atención obsesionada con el norte de la misma manera en que todas las vías llevan al puerto y no intercomunican las provincias, aquel breve milagro colectivo y continental abrio la puerta para que ciertos amigos dijeran hola que tal y se quedaran para siempre por aquí, como Aterciopelados, Los Tres o los Tacuba, que acaban de sacar un disco por fuera de las grandes discográficas, y tal vez por eso es que no me parece escucharlo mucho por ahi. Un discazo, que los muestra bien en forma y regresando a las fuentes, a la manera tal vez de los U2 y All that you can't leave behind, el álbum con el que cambiaron de siglo. Que se iba a llamar Hey baby, pero por suerte se dieron cuenta y utilizaron la grafía en castellano, con lo que todo cierra y al mismo tiempo se vuelve a abrir: Jei beibi. Y este es el tema del disco que no me puedo sacar de la cabeza desde hace varias semanas, que arranca con esa acústica y la voz que hipnotiza, pero cuando entra la banda y el ritmo es imposible no mover hombrito y caderas. O al menos pensar en hacerlo, y reprimirse, como lo estoy haciendo ahora porque sino no podría estar escribiendo esto. Un temazo que me hace pensar tanto en Babasónicos, que he comenzado a pensar que habría que hacer un compilado de temas que podría ser de los Babas pero no lo son. Pero eso es otra historia. Otra idea, a la que prefiero decirle que no, tal vez en otro momento. Hoy es el día de la primavera, y el día de la lluvia. Es jueves y acá estamos, dándole a la acústica primero y despues al ritmo, reprimiendo algún deseo. Acá estamos con los Tacuba, que pueden empezar a sonar a un click de distancia, y también apenas empezado el Lado A del nuevo Música Cretina, siempre a mano y listo para usar. 

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