miércoles, 21 de septiembre de 2016

Sturgill Simpson, "Welcome to Earth (Pollywog)"


¿Cómo podía saber/ que la respuesta era tan fácil?

Una noche estaba cocinando escuchando música, y decidí empezar por el nuevo disco de Sturgill Simpson, uno de mis pibes, porque siempre considero así a los que terminan en la nota que me empeño en armar cada fin de año, donde  repaso las listas de elegidos que dan vueltas por ahi, buscando rarezas, caras nuevas y flamantes consagrados. Simpson es uno de los últimos rebeldes de Nashville --una categoría que es toda una tradición--, pero dado el salto con ese discazo que fue Metamodern Sounds in Country Music, donde se ponía metafísico y lisérgico, hablando de tortugas y del espacio, un cuelgue divino, creando así como un Flaming Lips del country. A Sailor's Guide to Earth es su nuevo disco, que confirmó todo lo que venía prometiendo, y lo instaló como una de las figuras musicales del año. El disco arranca con cuerdas, y ya me pareció lo suficientemente impredecible hasta que, además, en la mitad de un tema que habla sobre la paternidad, entran de pronto unos caños y la cosa se pone de baile. Tan sorpresivo e irresistible, que me encontré haciendo palmas, dando gritos e incluso intentando tirar unos pasitos en la cocina, al punto que llegaron preguntas de qué estaba pasando desde el resto de la casa (bueh, el departamento, no piensen que se trata de una mansión). Las cuestión es que enseguida se convirtió en numero puesto para arrancar este no-programa, y compartir el sentimiento --y la sorpresa-- con el resto de los cretinos que haya por ahí. De hecho, es gracias al entusiasmo generado tanto por Simpson como por Spedding que efectivamente hay un nuevo Musica Cretina, después de varios meses de silencio. Perdón por eso, y gracias muchachos, se las debo. Lamentablemente, no creo que con este video en vivo --que es lo unico que se puede encontrar por ahí--, se pueda compartir el arrebato que me generó escuchar por primera vez el tema, pero por los gritos entusiastas que se escuchan en la pausa entre las cuerdas y la entrada de los caños, no soy el único que quedó dado vuelta. Pero siempre pueden hacer play acá debajo, y arrancar con el no-programa, dispuestos a las palmas, los gritos entusiastas y, por qué no, los pasos de baile. Hace falta mucho de eso en estos días. Y noches también, qué tanto. Tanto en las cocinas como en el resto de nuestras vidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario