jueves, 12 de mayo de 2016

Darren Hayman, "When you're lonely, don't be"


Me estoy volviendo viejo/ ¿Por qué simplemente no nos quedamos en esta edad?/ Con pequeños dolores y la cantidad exacta de gris

Después de una mañana de café con leche y hornallas encendidas leyendo diarios en la cocina, llega el momento de Darren Hayman. Sí, mejor hacer play y escucharlo, en vez de tararearlo tontamente sin parar como vengo haciendo desde hace ya varias semanas, incluso antes de encontrarle un lugar en el último Música Cretina. Leo en su site que el buen Darren ya lleva 15 años de carrera, y me doy cuenta que yo me subí a su tren casi en el comienzo, cuando apareció al frente de un grupo llamado Hefner. De hecho, para mi Darren en realidad es Hefner, ya que como solista creo que nunca regresó a la altura de discos como Breaking God's Heart, el debut, o esa obra maestra que es el segundo, The Fidelity Wars, con sus himnos al cigarrillo y el alcohol. Aprendiz de Billy Bragg, no se por qué Hayman siempre me pareció que era un Morrissey con sexo, y del heterosexual. Pero ahora me doy cuenta que eso significa, ni mas ni menos, ser un Ray Davies. Es el viaje en el que estaba embarcado Hayman recientemente, editando discos conceptuales sobre Essex, hasta que a fines del año pasado apareció Florence, cuyo título obedece simplemente a la ciudad italiana donde lo grabó, solo y de manera bien casera, en el cuarto de unos amigos que lo hospedaron. Sin concepto al que seguir, es un disco en el que regresa sobre los tópicos a través de los que lo conocí, chicas y amores, ya sin cigarrillo y alcohol entre sus celebraciones. Se ve que ya estamos grandes. Al tiempo que celebran esta nueva ligereza y casi indulgencia, leo por ahí que Florence parece lleno de canciones que prometen, pero sus promesas parecen no ser concretadas plenamente, y algo de eso hay. No son esbozos de canciones, pero a todas parece faltarles un golpe de horno. No alcanza con títulos como Monjas dirigiendo la farmacia o ¿No te dije que no te enamores de él? Por alguna razón es que me quedé para el no-programa con la canción con el título menos ingenioso, casi de autoayuda, pero con una melodía irresistible. Congelemos el presente, pausemos la imagen/ no cambies nunca jamás/ te juro con sangre que seguiré igual, ruega y promete Hayman, y después tarareamos todos, por supuesto que si. Está a un play de distancia de sonar en el frío sol de este jueves, y también se la puede buscar casi al final del Lado A de un Música Cretina que sigue siendo nuevo, y todavía merece estrenarse.

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