jueves, 31 de marzo de 2016

Pete Townshend, "I put a spell on you" (Screamin' Jay Hawkins)


Puse un conjuro sobre vos/ porque sos mío

Una de las primeras versiones de este tema de Screamin' Jay Hawkins que recuerdo haber escuchado es esta en vivo, a cargo de Pete Townshend. Es un disco de mediados de los 80, un tesoro para los musicalizadores de entonces, una gema de conocedores. Recuerdo haberlo visto por primera vez en la colección de Bobby Flores, que lo solía pasar mucho en radio por aquellos años. Otra maravilla que Flores atesoraba, por ejemplo, era Nighthawks at the Diner, el doble del primer Tom Waits en que sus parlamentos duran casi lo mismo que las canciones. Conocí a Bobby en la época en que yo era un simple oyente de Radio Bangkok con el seudónimo de El Gavilán Pollero, y gracias a él terminé siendo encargado de los textos de Piso 93, una historia que --si esta vez nadie se manca en el camino-- se podrá finalmente leer en el epílogo que completé especialmente para un inminente librito que recuperará algunos de los textos que escribí para aquel programa, donde tuve el honor de conocer al Rafa Hernández. Pero como esa es, claramente, otra historia, volvamos a Pete Townshend's Deep End Live!, un disco de tapa sencillísima, verde y amarillo, con foto en blanco y negro de Pete, que seguramente también debe haber aparecido alguna vez también en Tabu, la disquería de Alfredo Rosso. Habia muy poca información en el disco, de hecho en el sobre interno lo unico que aparecía era una especie de gacetilla de prensa casi tachada por la frase: "¡Editado por demanda popular!" Según deduzco leyéndola en el librillo de la edición en CD que engalana mi discoteca, algunos de estos temas aparentemente fueron distribuidos en las radios como promoción del nuevo disco de entonces de Townshend, White City. Pero, claro, al escucharlos lo que su público quiso fue este disco en vivo, no el nuevo. Así que violá, Atco lo terminó editando en los Estados Unidos. Uno de los atractivos que no se pueden soslayar del disco, es que en los 80 había muchos, demasiados teclados que se colaban por todos lados. White City también los tiene. Las marcas de la época, claro. Los que por entonces la surfeábamos, cuando encontrábamos musica mas atemporal, que cortaba mas hasta el hueso, de la que no había mucha disponible, nos veíamos atraídos hacia ella, como las moscas. Según me cuenta Wikipedia, el concierto completo se terminó editando dos décadas después, bajo el título de Live: Brixton Academy '85, e incluye como treinta temas. Este Deep End Live tiene apenas diez, entre los que asoman Pinball wizard y Behind blue eyes --no hay dudas por qué sus fans pedían que se editase entonces--, pero la gema es este cover, que arranca guiado por la electroacústica de Townshend, pero que hacia el final incuye una cereza sobre la torta: un solo de guitarra de David Gilmour. Hay que dejarlo que suene en este último día de un marzo en el que amanecimos atrapados por un conjuro que amenaza con adueñarse de todo lo que creíamos que era nuestro. Y también buscarlo en el Lado B de un Música Cretina de lujo, que aún tiene muchos secretos por develar.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Victoria Williams c/Dave Pirner, "My ally"


No nos importa quién es dueño de quién/ vos no sos mi dueño, yo no soy el tuyo

Todos conocimos a Victoria Williams cuando los mejores de los 90 hicieron fila para hacer un disco en su homenaje, para ayudarla con su enfermedad, la esclerosis múltiple. El disco se llamó Sweet Relief, y fue el primero de su tipo. Después hubo otros, recuerdo uno para Vic Chesnutt, por ejemplo. Pero lo que más impresionaba del de la Williams era que generaba un uno-dos contundente, que te dejaba nocaut. El primer golpe era la lista de los invitados, que iba desde Pearl Jam hasta Lou Reed, pasando por Evan Dando, Matthew Sweet, Buffallo Tom, Jayhawks, Waterboys, Maria McKee, Giant Sand o Michelle Shocked. Estaban todos, no faltaba nadie: los heroes de siempre, los grupos del momento, mis nuevos héroes privados, todos decían presente. Pero el segundo golpe, el que te hacía besar la lona, era que las canciones que estos pibes se turnaban para hacer eran todas impresionantes. ¿De dónde habían salido? ¿Cómo era que no las conocíamos? ¿Quién era esta Victoria Williams? Por eso es que cuando al año siguiente apareció su nuevo disco, nadie tuvo que recomendármelo, lo puse primero en la lista. Y desde entonces está entre los tesoros de mi discoteca. Se llama Loose, que puede traducirse como suelto o descansado. Para mi siempre tuvo dos portadas, que explican su título --y su artista-- cabalmente. En la tapa propiamente dicha hay una foto de un perro sacando la cabeza por la ventanilla, en una imagen tomada desde un espejo retrovisor. Y el libro interno esta ilustrado por un par de zapatillas llenas de barro seco. Mugrientos y al viento, eso fue la generación grunge, o al menos lo mejor de ella. Loose es un disco que tiene, por ejemplo, la version de la Williams de ese temazo que había estelarizado el homenaje, Crazy Mary, interpretado entones por Pearl Jam. Pero para mi el tema de Loose siempre fue esta hermosura, que compuso con Dave Pirner, el cantante de Soul Asylum, una de las bandas que se sacó por un momento la sortija de la fama y supieron ser --a su pesar-- estampitas de su generación. Hace poco leí que volvieron con un nuevo disco, pero que el único integrante original que queda es el bueno de Pirner. Podría habérmelo imaginado. Tuve la suerte de charlar con él después del show que dieron en Vélez, la tarde en que el público de Inxs echó a Los 7 Delfines del escenario, haciéndoles el gestito de que se fueran con la mano acompañando al tema Dale Salida. Internet me recuerda que eso sucedió en marzo del 1994, justamente el año en que salió Loose. Hicimos una entrevista corta para el Suple No, casi de compromiso, pero Pirner me cayó bien, me pareció un copado, un tipo que en ese momento salía con Winona Ryder y que me decía que no tenía casa, que como estaba de gira permanente con el grupo, aprovechando el momento, todas sus cosas estaban esperándolo en un depósito, algo que recuerdo que me impresionó. Otra fotografía con la que completar el retrato de una generación. Me cayó mejor todavía cuando lo descubrí después en el disco de la Williams --no fue una sorpresa, Soul Asylum abrió el Sweet Relief con otro temazo de ella, Summer of drugs--, cantando en esta belleza de tema, una anti canción de amor deliciosa, a dos voces, que arrancan diciendo No, no hicimos el amor apasionadamente/ ni siquiera nos besamos y abrazamos. Victoria cuenta en las liner notes del disco, y tambien lo repite en este delicioso video que encontré en You Tube, que Dave se apareció por el estudio para cantar en un tema y terminaron componiendo juntos este Mi aliado. Que suena ahí, bien en la mitad del Lado A del nuevo Música Cretina. Y también puede alegrar esta mañana de martes, acompañando un sol matinal que ya mas bien es primaveral que de otoño. No se qué andará haciendo Victoria en el último tiempo, se que con los años siguió sacando discos, que se fueron sumando en el estante. Confieso que me alivié recién, cuando googleé su nombre, y en Wikipedia sólo aparecía su fecha de nacimiento. Espero que sigas por ahí, Vic, con tus zapatillas llenas de barro seco, y un perro en el asiento de atrás, sacando la cabeza por la ventanilla. Seguimos siendo aliados, claro que sí. Sino qué sentido tiene todo esto.

martes, 29 de marzo de 2016

Giant Sand, "Texting feist"


Cuando el amor esta enojado/ y se vuelve asesino/ los días se convierten/ en un medley de Leonard Cohen

Buenos días martes, buenos días sol de otoño, buenos días Cretinxs. Y si se trata de empezar bien el día, nada mejor que hacerlo a la manera del Lado B del flamante Música Cretina de esta semana: con un tema de Giant Sand. Como no podía ser de otra manera, en un no-programa dedicado a los compacts de mis estantes, no podía faltar la banda de Howe Gelb, cuyos discos ocupan un buen centimetraje de uno de esos estantes. Pero como para no exagerar con la nostalgia, acá está el último disco de Giant Sand, recién salidito, de apenas el año pasado, que además bien puede llegar a ser el último, literalmente, ya que Gelb ha anunciado que ya está, ya fue, adiós y viva la Arena Gigante. O una traducción caprichosa pero mucho mas justa: el Gigante de Arena. Cuando Robyn Hitchcock pasó por Buenos Aires, su destino siguiente era Tucson, para irse a tocar con el Gigante Gelb. Le dije que le mandara saludos de un fan argentino, que lo esperábamos por acá. Robyn se rió, pero también se lo tomó en serio: él también es un ardiente fan del buen Howe. Según pude rescatar de mis vapuleados recuerdos, creo que conocí a Giant Sand gracias a una revista que fue nuestro Google en la época pre internet: la Pulse. Animada por un espíritu bastante indie, de amantes de la música haciendo su trabajo preferido, la Pulse era la revista gratuita de la época de oro de Tower Records. Siempre venía de regalo con el disco que uno le había pedido al viajante de turno, si este era generoso y complice, y gracias a ese catálogo fascinante se podían planear nuevos pedidos, se llenaban libretas con listas de deseos a conseguir. Cuando abrió Tower en Callao y Santa Fe, la Pulse ya salía mas finita, y no era gratuita, pero igual pasó a ser un clásico de la peregrinación obligada de cada sábado, a revolver bateas que ponian a nuestro alcance discos largamente anhelados pero nunca entrevistos, y también comprar revistas baratas. El domingo, claro, era para el Parque. ¡Ah, aquellos tiempos del uno a uno de los noventa! Pero volvamos a Giant Sand y Howe Gelb: los conocí gracias a alguna nota de la Pulse, seguro, en epocas de ese discazo que es Swerve, cuando aún John Convertino y después Joey Burns formaban parte del viaje. Siempre me pareció que Convertino & Burns con su Calexico eran unos meros falsificadores del autentico genio, el de Gelb. Es explicaría por qué me gusta Calexico, y también por qué no me gusta tanto. Confieso que hace poco los vi romperla en Niceto, y los quiero un poco mas. Pero el exito de Calexico es el que nunca tuvo Giant Sand, y a los fans eso un poco nos molesta, por injusto. Y supongo que a Gelb también lo debe haber mosqueado un poco. Tengo que agradecerle a internet el hecho de haberle podido seguir el tranco al prolífico Howe en estos años, pero también me las he ingeniado para irme consiguiendo algunos de sus disquitos en formato físico por estos pagos. Como este Heartbreak Pass, que la justicia divina de los coleccionistas de discos puso en mis manos en una casa de usados del barrio. Escribe Gelb en las liner notes: "Después de 30 años de estar intentando esto, les agradezco por su consideración, su permiso... y tal vez mas que eso, su paciencia. De mi corazón al suyo, muchas gracias... ha sido un severo placer". El placer es nuestro, amigo Gigante. Y por eso este buen día, justamente con un tema que dice que los días son un quilombo/ y las noches no importan. Bienvenidos a un nuevo Música Cretina.

lunes, 28 de marzo de 2016

Suzanne Vega, "Blood makes noise"


Pienso que tal vez te gustaría saber/ los detalles y los hechos

En un mundo solo hecho de trivia, Suzanne Vega seria simplemente la cantante sacrificada ante el altar de la alta fidelidad para que exista el mp3. Los nerds lo saben hace tiempo, pero tal vez haya que explicarlo al resto del mundo: el tema elegido para los primeros tests de la compresion de archivos sonoros que generó el disparo de largada para el cambio del mundo del consumo cultural tal como siempre lo conocimos fue Tom's Diner, incluido en su segundo disco, Solitude Standing. ¿Por qué ese tema? Porque hasta entonces el talón de aquiles de la compresión era la voz humana, y Tom's es un tema a capella: pura voz humana, digamos. Pero se podría argumentar que, además, nuestra Su buena siempre fue, desde su primer exito, mas que humana. Humana redux. Para los fanáticos de la radio, la Vega es en realidad Luka, ese tema pegadizo que helaría la sangre de los que no pueden evitar tararearlo cada vez que lo escuchan si supieran que habla del maltrato infantil, que la clave de este una-que-sabemos-todos, de ese estribillo que tarareamos sonrientes, mirandonos a los ojos para demostrarnos que compartimos recuerdo y lugar en el mundo, es la voz del narrador de la cancion, un niño diciendo una y otra vez que después del primer golpe ya no discutís mas. Además, Luka era, por aquellos años, Luca. Prodan, claro. Funcionaba también algo así como un código secreto entre quienes empezábamos a darnos cuenta que un mito estaba naciendo. Un nombre que repetían quienes no tenian ni idea, pero que para los que si, significaba todo, y esa dialéctica no-se-nada/lo-se-todo era una huella mas de ese ellos vs. nosotros que fundamentaba la batalla cultural en esos tiempos lejanos del rock como lenguaje secreto. También se podría pensar que la Vega es la anti Tracy Chapman, la blanquita folk llegada para compensar a esa negraza que hablaba de coches rápidos yendo hacia ningun lado. Pero eso tal vez haya sucedido en los paises anglosajones, donde tuvo difusion el delicioso debut folk de Suzanne, cuyo hit hablaba de un poster de Marlene Dietrich colgado en la pared de su cuarto. Como podrán darse cuenta a esta altura del relato, siempre fui fan de Suzanne Vega, y le he seguido la pista un disco tras otro, lamentablemente cada vez menos conocidos. Pero que, gracias a una curiosa falla en las subsidiarias locales de las multinacionales --que hace que una vez que editan un disco de un artista sigan editando los subsiguientes, aun cuando sean irrelevantes comercialmente--, durante mucho tiempo se siguieron editando por aca. En su momento, hace años, me di el gusto de hacerle una telefónica para los comienzos de Radar --aún era la época Forn, si mal no recuerdo--, en una especie de díptico con la gran Michelle Shocked, folk blanquita contemporánea de la Suzanne, que también había sacado disco y me atendió el teléfono. Michelle apocalítica y punk (y por lo tanto desconocida en el sistema radial argento), Vega integrada y pop para ese segundo disco que la hizo famosa en todo el mundo, ya sea por Luka como por Tom. Pero el disco preferido de mi Suzanne siempre fue el que --me entero leyendo en internet-- es considerado como uno de los menos celebrados pobres de su carrera. Se trata de su cuarto disco, 99.9 F, producido nada menos que por Mitchell Froom, hasta entonces conocido por su trabajo con Crowded House, y a partir de entonces productor de moda de los 90 pre gunge, el hombre que reformateó a Los Lobos y fracasó con American Music Club, entre tantas otras cosas. Además de casarse con ella, Froom reinventó el sonido de Vega para este disco, algo que está muy bien representado en este poderosísimo La sangre hace ruido (que según recuerdo la Vega escribió luego de enterarse quién era su verdadero padre), una excitante cajita de música industrial que lamentablemente no tiene equivalente en el resto de un album, sin embargo, lleno de deliciosos secretos. Pero me doy cuenta que siempre vuelvo a esa sangre, como lo hice la semana pasada al armar un no-programa de clásicos cretinos, integrado sólo por compacts que se pueden encontrar físicamente en mi discoteca. Fue una semana en que la sangre, efectivamente, hizo ruido. Y lo sigue haciendo, por suerte. Así que sean bienvenidos a un nuevo Música Cretina, en el que la sistole diastole de nuestro empecinado corazón nos mantiene vivos y en la calle. Y mi Suzanne abre el Lado A de un nuevo no-programa cantando eso de que Me gustaria ayudarlo doctor/ realmente me gustaria/ pero el quilombo que hay en mi cabeza/ es demasiado y no me hace bien. 

lunes, 21 de marzo de 2016

Ryley Walker, "Some minds"


Tenemos los mismos corazones/ tenemos las mismas pequeñas mentes

Bienvenido lunes, bienvenido otoño, bienvenida melancolía. Y para recibirlos nada mejor que el buen Ryley Walker, otro integrante de la cosecha 2015 de la lista de esos otros discos del año pasado que se cuela en el no programa. Así lo presenté en Radar a comienzos de año: "Alguna reseña de Primrose Green señala que el título es el nombre de cierta marihuana, mientras que la gacetilla de prensa apunta que es un cocktail de whisky con ciertas semillas levemente alucinógenas. Pero detrás de la encantadora niebla que levanta el segundo disco de Ryley Walker lo que hay es más que nada folk británico, y del mejor. Como supieron hacer en su momento sus venerados John Martyn y Tim Buckley, este veinteañero de Chicago se rodeó de los mejores musicos de jazz de su ciudad para tocar su particular homenaje a su música preferida". Confieso que cuando empecé a ver artículos sobre Walker, e incluso a escucharlo, siempre pensé que era británico. Nada de eso, el pibe no es sino que se hace. Pero lo bien que se hace. Tambien hay Van Morrison, y mucho Nick Drake en el delicioso Primrose Green, cuyo representante, este Same minds, en el último Música Cretina suena deliciosamente -ejem-- cretino casi al final del Lado A, entre Horace Andy y Suéter. Busquen el link del segundo no programa del año, hagan play, escuchen, esperen que llegue. Y sino simplemente déjenlo sonar a Ryley en este flamante otoño porteño, y busquen las hojas, busquen la lluvia, busquen el viento. 

miércoles, 16 de marzo de 2016

Julien Baker, "Sprained ankle"


Desearía poder escribir canciones/ sobre otra cosa que no sea muerte

Así como a mi me gustaría en este miercoles pensar en otra cosa que no sea deuda externa, la pequeña Julien Baker arranca el tema que bautiza su debut como solista con la frase que abre este post. Conocí a la Beker durante el ya casi ritual repaso de las listas ajenas de los mejores discos que hago cada año para Radar. El resultado no es mi propia lista de diez discos del año, sino una nueva, que no responde a lo que anduve escuchando y celebrando durante el año que pasó, sino la que construyo a partir de los nombres nuevos que asoman al recorrer esas elecciones de los medios más representativos del mundo anglo, con algunos aportes franceses y españoles. Un repaso que, en las epocas pre internet, a los fanáticos podía demandarnos un trabajo de hormiga que solía extenderse durante todo el año, o al menos hasta la próxima lista, pero que ahora puede hacerse casi en tiempo real, mientras se recorren las selecciones de cada diario, revista o medio online. Este año, la Julien fue la primera en destacarse, en ganarse por derecho propio un lugar en mi selección. Así es como la presenté: "Fanática confesa de David Bazan y Ben Gibbard, y con una voz que recuerda a Sharon Von Etten, la cantautora compuso los nueve temas de su disco —poco más de media hora de música— lejos de su natal Memphis, su familia y amigos, instalada en la universidad de Tennessee. Lo que en un principio fueron los demos más solitarios del mundo terminaron siendo la base de un trabajo a flor de piel, en el que una joven que apenas si tiene edad legal como para comprarse un trago canta sobre hospitales y ambulancias, el color de sus venas y el miedo a la soledad con una honestidad inquietante y al mismo tiempo liberadora". En el segundo no-programa del año, Sprained ankle se ganó un lugar casi en la mitad del Lado A, nada menos que entre Captain Beefheart y los Redondos. Y, así, tan pequeñita como la ven el el video oficial del tema, Julien se la banca. De la misma manera que se banca musicalizar la esta mañana de un miércoles que promete ser caluroso y memorable, pero no por las mejores razones. 

martes, 15 de marzo de 2016

Música Cretina 2016 #2

ESTO NO ES UN PROGRAMA

6-3-2016

Lado A

"Voy a seguir/ es que ya no se hacer otra cosa"

1.- Las Armas Bs. As., El próximo día
2.- Captain Beefheart, Clear spot
3.- Julien Baker, Sprained ankle
4.- Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota, Rodando
5.- Horace Andy, Sexy Jean
6.- Ryley Walker, Same minds
7.- Sueter, Como un barco lleno de lauchas

Lado B

"Te quise mas a la una/ que a la una menos diez"

8.- The Stooges, 1969
9.- Elza Soares, Firmeza
10.- Eldridge Holmes, Worried over you
11.- Steve Forbert, Katherine
12.- Sergio Makaroff, Mas que antes
13.- 4th Coming, Don’t let him take away your mind
14.- The Apartments, Please, don’t say remember
15.- Valentín y Los Volcanes, Los nuevos

domingo, 13 de marzo de 2016

Captain Beefheart and The Magic Band, "Clear spot"


Tengo que correr bien lejos/ para encontrar un lugar libre

Cualquier excusa es buena para escuchar al Capitán Corazón de Bife. Así que celebremos que es domingo, que hay sol, que está divino, y entonces dejemos que su música nos abra generosamente la cabeza. Nada malo nos puede pasar, después de todo. Clear Spot abre el Lado B del disco al que bautiza, que abre a su vez la época tal vez menos interesante de Beefheart, que ya había mirado del otro lado del espejo y habia vuelto para contarlo. El Capitán quería hacer dinero y para eso necesitaba sacar al pescado de traje de la ecuación, y en la primera mitad de los 70 se dedicó a eso sin culpa. No funcionó, por supuesto, el negocio de la música sólo es previsible para los que tienen la sartén por el mango, y a veces ni siquiera eso, y con el Capitán ademas no hay ni sartén ni mango, simplemente hay fuego debajo. Para este disco, el que debía llevarlo de regreso al redil, el productor fue Ted Templeman, que venía de hacer lo propio con los Doobie Brothers y luego tendría en el horizonte a Van Halen, como bien apunta Ned Raggett en la AllMusicGuide. No es muy bien recordado por los fans de Beefheart, aunque tiene lo suyo. Es imposible que un disco suyo no regale algún tesoro. Rescatado por T Bone Burnett para la banda de sonido de la segunda temporada de True Detective, Clear Spot es como la carta robada de Poe, el secreto bien a la vista, el tema que bautiza el disco, justamente. Después de todo, no hay secretos a la hora del Capitán. O el único secreto es que todo es secreto. Y al mismo tiempo está todo a la vista. Como dijo alguna vez Tom Waits, uno de sus herederos: "Una vez que lo escuchaste, es difícil sacártelo de la ropa. Se impregna, como el café o la sangre”. Y el mismo Waits agregó, ante la noticia de su muerte, en el 2010: “Era el alfa y el omega. La marca de agua más alta. El único que se acordaba de traer fósforos. Se fue y no volverá.” Queridos Cretinos, preparen su caja de fósforos, que este domingo puede ser un gran día. A un click de distancia tienen un no-programa, esperándolos. Uno que lleva en su Lado A al buen Capitán, buscando un lugar libre. Háganse a un lado. Déjenlo pasar. Y a seguirlo después.

sábado, 12 de marzo de 2016

Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota, "Rodando"


Rodando, mi amor elige el lugar/ rodando, para estallar

Alguna vez yo también fui un redondito, redondito de ricota. Lo sigo siendo, por supuesto. Pero si digo que alguna vez lo fui, si la afirmación es en pasado, es porque estoy escribiendo esto desde mi casa, y no viajando hacia Tandil, donde esta noche el Indio Solari volverá a oficiar su particular misa rockera, y no me puedo hacer el desentendido. Ya vi un par de fotos de amigos en las redes sociales, retratándose manejando hacia el recital, así que desde acá no estoy capacitado para sacar chapa de nada. Es mas, la única vez que me sumé al exodo ricotero fue para uno de los primeros, cuando los Redondos tocaron en el Anfitetatro de Villa María, Córdoba. Busco en internet y confirmo que fue hace ya mucho tiempo, lo que coincide con mis añejados recuerdos, que incluyen desorden organizativo para entrar, sonido que iba y venía con el viento, y el Vikingo confesando a la mañana siguiente lo cerca que estuvo todo de convertirse en una catástrofe, una constante en los shows del grupo por aquellos tiempos. "Hay un dios ricotero que vela por nosotros", decía el memorable Vikingo mientras compartíamos el desayuno en grupo antes de volver a casa. Por los relatos de sus viajes detrás del Indio que le escuché contar en el último tiempo a un entusiasta Matías Colombatti, al que agradezco haber conocido en Diario del Futuro, parece que las cosas no han cambiado mucho desde entonces. Lo que nunca cambió es la sensación de estar presenciando algo único, trascendental, ante los shows de los Redondos allá lejos y hace tiempo, y ahora del Indio y también --a su manera-- de Skay. Yo no recuerdo haber utilizado nunca la palabra misa para referirme al hecho de ir a ver un show de los Redondos en la época que debo haber ido a verlos casi todos, entre Oktubre y ¡Bang! ¡Bang! Estás liquidado, pero la leí muchas veces en notas de aquellos primeros tiempos en que todavía el grupo era el mimado de los periodistas. De esa época es este tema, uno de los que quedaron inéditos de la época de Oktubre, con música de Tito Fargo y letra del Indio. Recuerdo haberlo escuchado un par de veces en vivo, y con eso alcanzó para que quedase felizmente atrapado en mi cabeza desde entonces. Uno de esas veces --¿habrá sido el día que lo estrenaron?-- fue en un show que dieron en un local extraño, ubicado en una de las galerías de la Av. Corrientes, en la cuadra del Opera. O al menos ese es mi recuerdo, que cada vez que lo recupero me aparece como imposible. ¿Ver a los Redondos tocar en un local de esas galerías? ¿De donde sale ese recuerdo? ¿Había un lugar donde tocar por esa zona? La memoria es un territorio muy extraño, y de ahí es donde sale un temazo como Rodando, al que cuando logré rescatar en alguna grabación en vivo pirateada por ahi, se me apareció intacto y completo en el recuerdo, y me descubrí capaz de cantar la letra completa, como cuando iba a ver orgullosísimo a los Redondos, siempre solo, porque ninguno de mis conocidos hubiese querido ir a verlos, y porque la gente con la que los veia me los encontraba siempre dentro del recital, nunca afuera. En este sabado soleado y un poco fresco, deliciosamente otoñal, escuchar Rodando puede bien significar un merecido homenaje a esos amigos que estan viajando hacia Tandil, montados a un tren especial. Pero también es un delicioso viaje hacia la tierra del recuerdo, tanto, que cada vez que me detengo a escucharla de verdad --como cuando la puse en el Lado A del último Musica Cretina-- no puedo evitar la piel de pollo, cerrar el puño, cantar la letra. Salve Redondos, un abrazo querido Tito Fargo, aguante ricoteros de hoy y de siempre, habitantes de esa patria particular que son las letras del Indio y que se celebra en cada dia de recital.  

martes, 8 de marzo de 2016

The Stooges, "1969"


Otro año para mi y para vos/ otro año sin nada que hacer

Aca está, este es, nada menos que Iggy Pop con apenas veinte añitos y aún en Detroit, abriendo la puerta como un poeta dándose a conocer. Hace poco conseguí la reedición en dos discos del debut de los Stooges, y perdí el tiempo escuchando primero el disco extra, con la mezcla original de Cale, que en este tema significaba mandar adelante los aplausitos. Todo bien, me golpeo el pecho a la altura del corazón por vos John, pero al poner el disco original lo que me interpelo como si la escuchase por primera vez fue ésta, la versión oficial, el primer no fun en un disco que tiene su No fun, y también un contundente no future, que ante el panorama que nos rodea suena increíblemente contemporáneo, bien real, y siempre premonitorio. The Stooges se incendian en este 1969, y medio siglo después acá alrededor todo está en llamas. Y encima no hacen mas que tirarle nafta, como si no supieran lo que pasa. Así estamos, y así empieza el Lado B del nuevo, flamante, redivivo y caminante entre las brasas Musica Cretina. ¿Lo sabian, no? ¿Les dije? Hay un nuevo no-programa, y uno de sus lados arranca sonando mas o menos así. Pongan play y escuchen al niño Iggy pasar de 21 a 22 añitos, cosita. Y después pasen al living, acomódense, y busquen en los comments el link al segundo Música Cretina del año. Y que empiecen bien el martes.

lunes, 7 de marzo de 2016

Las Armas Bs. As., "El próximo día"


Ganaremos esta guerra/ de llegar al próximo día

Buenos días lunes, buenos días semana, buenos días Cretinos. Hay un nuevo Música Cretina, sí, flamante y nuevísimo, aunque no se lo puedan creer, aunque los hayamos hecho esperar demasiado. Pero aquí estamos, y así empezamos, así abre el Lado A y el no-programa, con este tema del debut de Las Armas Bs. As., el power trío del Mister, de nuestro amigo Miro, que dejó de lado las calamareadas dylanescas para meterse de lleno en un blues metalizado que desde que me cayó la ficha que mas que a lo mas pesado del rock local de los 70 en realidad se parece al mejor Babasónicos de los 90, cuando aún perseguian el fantasma del rock mas heavy, no dejo de imaginar que cada una de sus canciones son dignas de ser cantadas por una de las voces mas cretinas del rock local, la de Adrián Dargelos, y a mucha honra. Voy a llorar/ como lloran los hombres heridos/ cuando regresan a su trinchera/ entre bombas, bengalas y aullidos/ paladeando la sed verdadera, canta el Mister, con guiños para todos lados, sufrido y evangélico, arrancando un Música Cretina que planta bandera y dice acá estamos, vamos a seguir, no sabemos hacer otra cosa.   

jueves, 3 de marzo de 2016

John Cale, "Fear is a man's best friend"


Ya estamos muertos, simplemente aún no estamos enterrados/ Tomá mi mano, te voy a mostrar lo que hay alrededor/ Sabés que tengo razón, no lo pienses demasiado/ La vida y la muerte son cosas que haces cuando estás aburrido

Vengo de ver a John Cale tocar en Buenos Aires veinticuatro años después. Cuando vino la primera vez, tocó solo al piano, y nos dejó a todos deslumbrados. Esta vez vino acompañado por un par de músicos, y fue al mismo tiempo un viejo meditabundo y deliciosamente tecnoso como un señor al piano. Fue aburrido, fue intenso, fue delicioso. Alternativamente. Y su versión de Waiting for the man me hizo desear que en realidad cantase Mercenaries (ready for war). Pero cuando se puso al frente con la acústica, la rompió con sus canciocitas, y después agarró la eléctrica y rockeó con ritmo y ganas, como un Talking Head que se comió un King Crimson, y recordó para despedirse que a Pablo PIcasso nunca nadie le dijo pelotudo. Llegó rengueando como un pirata al piano para el bis, y cantó una de sus canciones mas delicadas, y mi preferida, esa que habla de tener bien vigilado nuestro viejo corazón. Estoy hecho. Ah, y encima antes había cantado un tema que me hizo pensar en el mundo en el que vivo, un tema viejo que es el futuro, que siempre será el futuro. Y además gritar su estribillo me permitió molestar un poco más a la chica de la fila de adelante, que me habia chistado un par de temas antes porque se me ocurrió hablar durante alguna canción. Ah, que lindo el rock n roll, pobrecito el rock n roll. Y el miedo, qué duda cabe, es el mejor amigo del hombre. Gracias pirata John, por recordármelo.