viernes, 31 de julio de 2015

Richard & Linda Thompson, "Shoot out the light"


Sabés que no puede soportar el día/ apagá las luces

Aunque sus autores lo nieguen, e incluso esgriman pruebas contundentes al respecto, el sexto y último disco de la extraordinaria pareja musical integrada por Richard y Linda Thompson sigue siendo considerado como uno de los grandes discos de separación de la historia del rock. No es raro que no se les de vela en este entierro: los autores de algunos de los mejores discos de este curioso mini-género suelen negarlo todo, una y otra vez, con la necedad de amantes infieles pescados in-fraganti. Y sino pregúntenle a Dylan, que aún hoy sostiene contra viento y marea –contra el idiot wind, digamos-- que Blood on the tracks es un homenaje a los cuentos de Chejov. Y también le sigue encontrando coartadas Calamaro para negarle dicha cualidad a su enorme Honestidad brutal. Pero Richard y Linda tienen un detalle contundente a favor: es verdad que los temas que terminaron en Shoot out the lights habían sido grabados dos años –y archivados, eso sí-- antes de que la pareja atravesase una de las separaciones mas publicas del rock durante los ochenta. Pero, como suelen aceptar los que las hacen, las canciones lo saben todo antes. Y los ocho temas de este disco editado finalmente en 1982 están protagonizados tanto por amantes insatisfechos o parejas que se deshacen, y también cuentan historias de muerte y violencia. “Terminó siendo la banda de sonido para una telenovela elaborada”, lo sintetizó Joe Boyd, su productor. No ayuda el hecho de que en la portada los Thompson no aparecen juntos. Richard está sentado solo –¡y sonriendo!-- en la esquina de un cuarto con el empapelado resquebrajado, mientras de la pared cuelga un retrato de Linda. Pero también hay una explicación para esto: por entonces ella estaba embarazada, así que se negó a ser fotografiada. Cuando llegó el momento de la sesión para la tapa, mandó su retrato preferido, diciendo: cuélguenlo de la pared. Y eso hicieron. Pero para lo que no hay ninguna explicación es para el hecho de que Linda recién había dado a luz cuando Richard le anunció que su pareja había terminado, y que se iba con otra. Y es aún menos explicable que, a pesar de eso, hayan decidido realizar igual la pequeña gira norteamericana preparada para acompañar la edición del disco. La pareja –o ex pareja, en realidad--, que ha mantenido buenas relaciones durante todos estos años, cuenta tanto en la biografía de Patrick Humphries sobre Richard como en el librillo que acompaña la reciente reedición del disco por Rhino Handmade que la bautizaron como The Tour from Hell, porque Linda se la pasó deprimida y borracha, destruyendo camarines en ataques de furia contra su marido y contra el fin de su vida tal como la conocía, y al mismo tiempo robándose el show arriba del escenario, cantándose todo, al tiempo que le pateaba los tobillos a Richard durante sus solos de guitarra. Un comportamiento ciertamente poco habitual en un dúo que hasta entonces se había comportado arriba y abajo del escenario con la clásica mesura británica, y seguramente esa explosión en público haya sido en gran parte la responsable de que el disco ocupe semejante lugar en la memoria de los cronistas de la época, al punto de que la Rolling Stone lo ubica dentro del Top 10 de sus discos de los 80. Aunque también haya ayudado el descubrimiento, por parte del rock norteamericano, del inmenso guitarrista que es Thompson. "Creía que ya nadie hacía eso con la guitarra en un disco", llegó a decir en su momento nada menos que Lou Reed. Eso si, el tema que da nombre al álbum se desmarca, al menos literalmente, de toda esa historia. Porque fue compuesto por Thompson –que durante mucho tiempo junto a Linda fueron devotos musulmanes-- en referencia a la invasión de Afganistán por parte de la Unión Soviética. Sin embargo, la bronca contenida más allá de cualquier hecho puntual está ahí, estallando en cada frase, cada solo. Las luces apagadas, las ventanas cerradas. Tal como se sufre en los barrios de la clase media británica. Dejá bajas las persianas /ah, dejá el dolor dentro, canta el buen Richard en este viernes de invierno y lluvia, y también en el lado B de un Música Cretina tan pero tan clásico, que sigue teniendo nuevas historias para contar.  

jueves, 30 de julio de 2015

Alberto Wolf & Los Terapeutas, "De desesperados"


Canto otra vez tu canción/ y siento/ la fragilidad del amor/ el incendio

Antes del show del Mandrake y Los Terapeutas en Bluzz Live, les dije a los que me llevaban que con escuchar un par de temas del disco De, ya estaba hecho. Así que cuando abrieron con este Desesperados y casi sin respirar después arrancaron con Ellos dos, uno se me acercó y me chicaneó con una sonrisa: “¿Querés que nos vayamos?” “Diez sobre diez”, fue mi única respuesta. Y así siguió: al contundente doblete de mi disco preferido le pegaron el inoxidable Miriam entró al Hollywood y después le tocó el turno a un cover de ese monumento de canción que es No te vayas nunca, Compañera, de El Sabalero. No se equivoquen: fue, antes que nada, un gran show de rock. Porque el Mandrake con los Tera –así escuché que les dicen—claro que son rock. Si alguna vez llegó a ser algo así como un Roos clase B, como percibí prejuiciosamente la primera vez que escuché hablar de él –y lo dejé entonces algo a un lado--, con el correr de los años una lenta transformación dejó a Mandrake parado en una esquina donde funciona como un eslabón perdido entre su generación de des-generados --la del rock de los 80, dentro de la que finalmente se logró ubicar antes de que apaguen la luz junto a El Cuarteto de Nos--, y la del candombe-beat, iniciada por Mateo y liderada por Jaime Roos. Es una definición algo apresurada y caprichosa –todas lo son—pero es más caprichosa la tierra de nadie desde donde parecen cantar hoy los Terapeutas, tan rockeros como cualquier grupo de las nuevas generaciones, ya sea del Montevideo under como del que cruza fronteras, pero con un repertorio armado además de canciones admirables, entusiastas, contagiosas, inmortales. Es el problema de ser un clásico, supongo. A pesar de ser un sábado, el finde que pasé por Montevideo y terminé viendo al Mandrake parecía una noche de entresemana, por la raleada cartelera rocker. Las bandas no tienen muchos lugares donde tocar, una gentileza de la Intendencia –frenteamplista, si, pero tan sorda a las necesidades musicales como la macrista, según parece—que justo en las semanas anteriores había cerrado algunos de los pocos lugares que quedan donde tocar en la ciudad. Lo cierto es que a los que les pregunté por algo para ver, nadie me mencionó al Mandrake. Si no hubiese visto al pasar el aviso en algún lado, me lo hubiese perdido. A juzgar por un Bluzz semivacío, a muchos les debe haber pasado lo mismo. Una injusticia. Porque los Terapeutas son rock, y además bien uruguayo. Y tienen las canciones. ¿Qué más se puede pedir? Va llegando la hora de que el Mandrake sea la siguiente estación del tren del reconocimiento tardío que parece funcionar cada tanto para los músicos uruguayos de este lado del charco. Vengan, que hay lugar para todos. Dejemos que suenen los Terapeutas en este mediodía de un pegajoso invierno porteño. Aquella noche, en ese bar/ sellamos un pacto, inmortal/ conferencia secreta de rubios casi negros, canta el Mandrake en una canción que narra un imaginario encuentro con El Príncipe, su verdadero compañero de generación. Y que suena también casi al comienzo del Lado B del último Música Cretina, que cada tanto le gusta ser el más cretino de todos.  

martes, 28 de julio de 2015

Música Cretina 2015 #10

ESTO NO ES UN PROGRAMA

19-7-2015

Lado A

“La noche es traicionera/ porque nunca nos espera”

1.- Moris, El mendigo del Dock Sud
2.- The Doors, Soul kitchen
3.- The Jayhawks, Waiting for the sun
4.- Intoxicados, Se fue al cielo
5.- Cagnee and Lacee, Greyhound goin’ somewhere (Bobby Gentry)
6.- Chuck Prophet, Hot talk
7.- Andrés Calamaro, Una deuda del corazón

Lado B

“Pensás que me conocés/ pero no tenés ni idea”

8.- Bobby Sichran, Don’t break my heart kid
9.- Alberto Wolf & Los Terapeutas, Desesperados
10.- Richard & Linda Thompson, Shoot out the lights
11.- T Bone Burnett, It’s not too late
12.- Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota, Unos pocos peligros sensatos
13.- The Rolling Stones, The last time
14.- The Beatles, Hey Bulldog

lunes, 27 de julio de 2015

Intoxicados, "Se fue al cielo"


Ahora no quiero hacerte pensar/ porque pensar tanto no es bueno

Buenos días, semana. Buenos días, lunes. Buenos días, cretinxs. El solcito y el invierno que parece aflojar, y entonces suena perfecto el que siempre será el tema más cretino de Cristian “Pity” Alvarez, de un disco que, justamente, lleva por nombre un contundente ¡¡Buen día!! Así, con doble signo de admiración, e incluso subrayado. Cuando se habla del Pity siempre se recuerda enseguida sus actitudes mas border, difundidas generalmente en programas de televisión. Pero yo siempre prefiero evocar su show al frente de Intoxicados en el Quilmes Rock Festival de River, en el 2003, donde no sólo la rompió sino que fue el primer rocker al que escuché pedir directamente por la legalización de la marihuana y el aborto. Por entonces pensaba –y lo sigo pensando—que el rock local había supuestamente luchado desde sus comienzos contra la anquilosada doble moral de la sociedad argentina, y sin embargo cuando había logrado un lugar representativo dentro de esa sociedad, su gran deuda era que nunca se había manifestado directamente en contra de la nueva doble moral de una generación que considera que tanto fumar porro como abortar puede formar parte de su vida cotidiana, pero nunca se planteó luchar para que hacerlo dejase de ser considerado un delito. Esa fue una de las razones por las cuales, cuando hicimos una revista como La Mano, nos propusimos desde un comienzos dedicar una tapa a la marihuana y otra al aborto. Lo hicimos, pero la experiencia nos demostró que no es fácil juntar cabezas y convicciones. Y también que es mucho más fácil convencer a la gente de pedir por la legalización del porro que la del aborto, incluso entre gente del mismo palo. Así que no tengo más que admiración por ese Pity que, entregando el show que todo el mundo esperaba en ese Quilmes, sabiéndose el centro de todas las miradas, se plantó y dijo sin dudar, a modo de presentación de Legalicenlá: “Hay muchas cosas  para hacer en la Argentina, pero mataría que se legalice la marihuana y el aborto. Primero muchas cosas más, ¿no? Laburo para la gente, ¿no? Pero después acuérdense de nosotros, ¿sí?”. La cita es literal, la acabo de sacar de una filmación del show completo –impresionante- que descubrí en YouTube. Así que déjense de giladas, el Pity no es sólo el que come alimento podrido para ver si le pega. Es de los nuestros, no cabe duda. Soy más parecido a un perro de la calle/ o a la planta que fumo en casa/ que a los que anhelan sin un gramo de arte/ tener fama, dinero y salir en televisión. Además, tengo que confesar que me vuelve loco que, en el video del tema, aparezca al comienzo escuchando un tema de GIT, la banda de rock que justamente menos cosas tuvo para decir dentro del rock de los 80. “¿Vas para allá, flaco? Te llevo”, le ofrece un conductor al frente de una 4 x 4, que se detiene al verlo al costado del camino. “No, gracias”, responde el Pity, que siempre prefirió ir por las suyas. Brindo por eso. Y también por eso es que siempre escuché su música con ganas, y así suena en el Lado A de un Música Cretina orgullosamente plagado de clásicos. 

domingo, 26 de julio de 2015

The Jayhawks, "Waiting for the sun"


Nunca hice las paces/ en nombre de algún otro

El tema se llama Esperando al sol, pero los pibes que en la tapa de su disco están sentados en un sillón en medio de la nada, están muy bien abrigados y rodeados de un paisaje nevado. Son los Jayhawks, y parte del encanto de su celebración por los rayos del astro rey es justamente que parecen necesitarlo, y pelearon por llegar a este momento. Se abrigaron, al menos. No son californianos en remerita, dueños de todo el sol del mundo cada vez que se les canta. Nada de eso. Estos muchachos son como nosotros: lo están esperando en medio del invierno. Liderados en un principio por Mark Olson y Gary Louris, los Jayhawks fueron uno de los primeros grupos de la movida del llamado alt country. Cuando aparecieron a comienzos de los 90, la escena musical aún estaba dominada por el grunge, así que en un principio nadie les dio demasiada bola. Recuerdo que descubrí el disco revolviendo el armario donde guardaban las muestras descartadas de alguna discográfica multinacional, y fue la portada lo que me primero me conquistó y por eso decidí traérmelo a casa. Después de haberlo escuchado, cada vez que regresé a esa discográfica me preocupé en llevarme todos los simples que fueron llegando vinculados al disco, y años después cada vez que aparecía algún nuevo opus del grupo –que por acá nunca llamó la atención de periodistas o programadores de radios, hasta donde yo se—esa muestra siempre terminaba en casa. A esta altura los Jayhawks se ha separado y reunido varias veces, y son mucho mas que un one hit wonder. Pero para mi este Waiting for the sun es el que lo explica todo, el que mejor los representa. Ah, ese pianito, esa guitarra. Que suenan mejor que nunca en este mediodía de domingo, y también en el Lado A del nuevo Música Cretina, que todavía tiene mucho por decir. 

sábado, 25 de julio de 2015

Bobby Sichran, "Don't break my heart kid"


No rompas mi corazón, pibe

Cada tanto, Música Cretina vuelve a las bases. Y eso significa que durante unos días la casa se llenará de discos por todas partes, ya que empiezo a sacarlos de los estantes y armar pilas aquí y allá, buscando un orden que –como todo el mundo sabe-- sólo es posible de encontrar desordenando el preexistente. Eso  permite que haya cosas que salgan a la luz, como este compact de un tal Bobby Sichran, al que yo siempre recordé como el proto-Beck que alguna vez tuvo Columbia Records y nunca capitalizó. Al googlear buscando más información de un nombre que fue sepultado por el paso del tiempo, confirmo dos cosas. Una, que Sichran es efectivamente un nombre olvidado: no hay mucha información suya dando vueltas por ahí. Y dos, que efectivamente fue un Beck antes que Beck, al menos en términos de su primera encarnación, aquella que cortaba y pegaba de manera postmoderna sensibilidad folk con técnicas del hip hop. Los pocos que todavía hablan de Sichran aún lo hacen con entusiasmo y respeto, señalando que si no apareció en escena antes que el autor de Loser al menos seguramente lo hizo al mismo tiempo, y lamentando que --a pesar de haber sido celebrado por la prensa y disfrutado de cierto culto-- su disco fue un fracaso comercial mientras que sus experimentos musicales fueron capitalizados muy poco después por artistas como G Love & Special Sauce, Soul Coughing y Everlast. Pero la mayor sorpresa con respecto a Sichran es la otra noticia que trae google: que falleció en febrero de este año, víctima de un tumor cerebral. Aún no había cumplido 46 años, se había casado y tenía un hijo. Bobby Sichran era su seudónimo artístico: su verdadero nombre era Robert Lichtman, y después de intentar suerte en la música, se había metido primero en la Guardia Nacional –que debe ser algo así como la Gendarmería--, donde llegó al rango de Capitán. Y luego en la Neurociencia, donde estaba especializándose en el estudio de la visión. No tenía idea de esto cuando saqué su disco del estante para empezar a armar la pila de compacts que terminó siendo el Lado B de este no-programa. Enseguida fui al tema por el cual conservé su disco, el que era mi hit personal –que no era el tema por el que se hizo conocido--, y a partir de ahí empecé a tirar del hilo hasta apilar lo que faltaba para completar este nuevo Música Cretina. No podía imaginarme que Don’t break my heart kid sería no sólo perfecto para musicalizar este sábado frío y nublado, sino también para recordar a un pibe que lo tuvo todo y sólo cometió el error de llegar apenas un poco antes que todos. 

viernes, 24 de julio de 2015

The Rolling Stones, "The last time"


Te lo dije una/ te lo dije dos veces/ pero nunca escuchás mis consejos

Noche de viernes, y los Stones hacen playback desde Top Of The Pops, medio siglo atrás. Es el primer simple del grupo firmado por Jagger-Richards, aunque el buen Keith confesó en According The Rolling Stones –el equivalente Stone al Anthology de los Beatles—que se habían “inspirado” en una canción gospel olvidada de las Staples Sisters. ¿Escucharían la canción los bailarines del programa? Porque no tienen cara de estar muy inspirados, la verdad. Aunque al buen Charlie le pasa lo mismo. A Keith al menos se le escapa una sonrisa, y Mick como siempre le pone garra. Pero la joya de este video es que entre los que bailan (o hacen como que) está nada menos que George Best, que por entonces tenía 19 años y había debutado apenas un año antes en el Manchester United. Suenan los Stones en blanco y negro, y también lo hacen casi al final del nuevo Música Cretina, que tenemos un poco olvidado pero que recién empieza a sonar desde su lecho de enfermo. Y tiene mucho por decir, se los aseguro. 

lunes, 20 de julio de 2015

Moris, "El mendigo del Dock Sud"


Yo conozco la historia del Dock Sud industrial/ yo fui obrero de la Shell

Siempre me asombró la autoridad de esa frase. El tono, más que nada: yo-fui-obre-ro-dela-shell. Y el punto y aparte. Canción epifánica y heroica, como si fuese el informe de un explorador exótico, pero acá nomas, en la tierra de todos los días. Las palomas vuelan de fábrica en fábrica/ el río de aceite parece contento. La vereda de enfrente del Avellaneda Blues. Aguirre, la ira de dios, pero sin ira ni Klaus Kinski, sino que con el Juan Moreira de Favio como protagonista. Sólo por esta canción, Moris merecería una estatua. Por eso es ideal para mirar al sol al final de un mediodía de invierno, cerrar los ojos e imaginarse sentado en el fin del Riachuelo. Y también para abrir el Lado A de un Música Cretina flamante, pasen y escuchen. Y a no olvidarse: El mar no canta su canto/ en cantares de mar.

jueves, 16 de julio de 2015

Mark Mulcahy, "My rose colored friend"


Por ahí va un fantasma/ no se puede contar con ella/ ni siquiera por un rato

En 31 canciones, Nick Hornby habla de Mark Mulcahy. Es uno de los nombres menos conocidos del libro, y su aparición es en realidad la excusa para hablar de una pequeña disquería del norte de Londres, y de su dueño, Lee, cuyas recomendaciones fueron indispensables para que Hornby se mantuviese musicalmente al día después del éxito de Alta Fidelidad. “Nadie se pierde a Lauryn Hill o Radiohead, pero sí me hubiese perdido a Mark Mulcahy si no hubiese conocido a Lee”, escribe el buen Nick, y al hacerlo de alguna manera hace lo propio para sus lectores. Y describe el efecto que logra Mulcahy en Hey self-defeater, el tema que abre y lo más cercano a un hit que tuvo Fathering, su primer disco solista: “Logra transmitir un optimismo trabajado y una suerte de sarcasmo coloquial: te habla a vos y a la gente irónica y compasiva como vos y yo”. Aunque ha pasado mucha agua bajo el puente desde entonces, la frase se acomoda perfectamente para describir lo que hace el ex Miracle Legion y Polaris en Dear Mark J. Mulcahy, I love you, el álbum que marcó su regreso un par de años atrás, después de haberse retirado de la música en 2008 para cuidar a sus mellizas –que por entonces tenían 3 años-- luego de la sorpresiva muerte de su esposa Melissa. Un año más tarde, sus amigos se reunieron para versionar sus canciones, en un disco que sirvió para ayudarlo económicamente en la tarea, el fascinante Ciao my shining star, que fue el que me hizo descubrir a Mulcahy, lo siento Nick. La verdad que semejante lista de amigos hicieron imposible no pasar a curiosear: Thom Yorke, The National, Michael Stipe, Dinosaur Jr., Frank Black, Vic Chesnutt, Frank Turner, Ben Kweller, Juliana Hatfield, Mercury Rev, Josh Rouse, y siguen las firmas. Todos amigos también de Música Cretina, claro que si. Por eso, cuando asomó el disco que lo sacó del retiro, ahí estuvimos desde el primer momento. Es uno de los que escuché tanto, que tuve que comprarlo físicamente: me resulto inaceptable que algo que me había acompañado tanto no existiese realmente. No me deja de sorprender que, a pesar de la buena música y la aún mejor buena historia detrás, pocos de mis colegas le hayan prestado atención al disco, titulado con una declaración de amor sacada de la carta de una fan. Pero ya sería hora de cruzar esa frontera. En una de mis visitas montevideanas, Felipe me adelantó un tormentoso domingo en La Ronda que estaba cruzándose mails con Mulcahy, para traerlo como hizo con Robyn Hitchcock. Con una sonrisa, me dijo que Mulcahy le había comentado que estaba dispuesto a experimentar “the full hitchcock experience”. Pero cuando Felipe dio por sentado que tenía sus seguidores entre los entendidos y que eso ayudaría a difundir sus shows, tuve que advertirle que no era así, que creía que casi nadie lo conocía. Sin inmutarse, Felipe me contestó: “Entonces habrá que empezar a difundirlo”. Así que acá está otra vez el buen Mulcahy, sonando en este jueves de solcito invernal, desplegando toda su ironía y también su compasión para enumerar los reproches al final de algo seguramente ni siquiera pueda haberse llamado relación. Esperaba menos/ y conseguí mucho menos, canta en My rose colored friend, que también suena casi al final del Lado B de un no- programa que ya parece haberlo dicho todo. Y a mucha honra.  

martes, 14 de julio de 2015

Robyn Hitchcock & Emma Swift, "Follow your money"


Cuando apareciste por primera vez/ venías muy cargada

El solcito de la primer tarde también da para la guitarreada. Sobre todo si el que la lidera es un tal Robyn Hitchcock. Siempre pienso su inolvidable visita porteña como una larga guitarreada, justamente. Lo nuevo de Robyn es un simple que grabó con una tal Emma Swift, una australiana rubia y petisita que según leo hace algo así como una especie de country depre, al que llaman sadcore. Canciones tristes, digamos. Se conocieron con Robyn apropiadamente en un concierto de Emmylou Harris y Rodney Crowell, a fines del 2013, y esa navidad –según se puede leer en su site—“los encontró viviendo y ensayando en la pequeña cocina de de un departamento a orillas del mar británico, que alguna habitó Charles Darwin”. Habrá que culpar a la evolución por la reunión de Robyn y Emma, que desde entonces andan de gira por todos lados, y acaban de editar un encantador siete pulgadas para el Record Store Day. De un lado trae este hermoso original de Hitchcock, bien sadcore, mientras que del otro lado hacen un cover de Neil Young, Motion pictures (for Carrie), de On the beach. Además de sonar esta tarde soleada de invierno, Follow your Money se puede disfrutar también al promediar el Lado B del último no-programa, entre Hole y Valentín y Los Volcanes. Cretinos al sol, uníos.

sábado, 11 de julio de 2015

Música Cretina 2015 #9

ESTO NO ES UN PROGRAMA

1-7-2015

Lado A

“Ella no debe saber/ qué es lo que la hace brillar”

1.- Mexrrissey c/Chetes, Ask (The Smiths)
2.- Walter Salas-Humara, I love that girl
3.- Bob Dylan, Ring them bells
4.- Rubén Rada, Adiós a la rama
5.- Waxahatchee, Under a rock
6.- Manos de Topo, Ingeniería nupcial
7.- The Waterboys, Rosalind (you married the wrong guy)

Lado B

“Esperaba menos/ y conseguí mucho menos”

8.- The Beach Boys, Little Honda
9.- Corcobado, Temblando
10.- Hole, Doll parts
11.- Robyn Hitchcock & Emma Swift, Follow your money
12.- Valentín y Los Volcanes, Llamarás desde Córdoba
13.- Mark Mulcahy, My rose colored friend
14.- Mexrrissey c/Ceci Bastida, Everyday is like sunday (Morrissey)

viernes, 10 de julio de 2015

Javier Corcobado, "Temblando"


Yo quisiera no pensar/ en el día de mañana/ que quizá traiga la gloria/ o lamentos de cristal

Uno de los mejores regalos que dan las amistades musicales es, por supuesto, más música. Muchos años atrás, antes de saber que iba a terminar armando algo parecido a Música Cretina, fui a hacer una nota para el Suple No presentando a los Lions in Love. La nota se hizo en el centro de operaciones porteño del grupo, que era la casa de Guillermo Piccolini, un ex Torero Muerto que había regresado a casa. Picco participó de la entrevista –y de las fotos que la ilustraron-- aunque no llevó la voz cantante. Esa voz, claro, fue la de Melingo. Siempre tuve un buen recuerdo de aquella nota, que se publicó bajo el título de La casa de los leones enamorados, pero hace poco me reencontré con ella, y al releerla me di cuenta que los mejores recuerdos no estaban en el texto. Porque en realidad lo mejor de aquella tarde fue que la charla siguió una vez apagado el grabador, y entonces sí fue con el Picco. Había llegado de España cargado de discos, y el humo de la tarde se extendió en una velada musical de la que me fui con una amistad que se prolonga hasta el dia de hoy, tal vez porque nos hemos visto poco y nada durante todos estos años. Y también me llevé de aquella casa una pasión por cretinos mayores que esa tarde escuché por primera vez, como Kiko Veneno o Javier Corcobado. Alguna vez supe complotar para que Corcobado viniese a tocar a Buenos Aires, pero no hubo caso. Llegue a entrevistarlo un verano en Madrid, cuando aún vivía como invitado en la casa de Alaska, un hogar que tenía un baño repleto de Godzillas de todos los tamaños, formas y substancias. Desde aquella vez que lo escuché, nunca dejé de seguir sus pasos a la distancia. Me ayudaron a mantener al día mi colección gente como Diego Manrique o Andrés Calamaro, otro fan de Corcobado, que en la época de Alta Suciedad –cuando aún coqueteaba con titularlo Decidí Contarlo—lamentaba que Javier no fuese fanático del pop como para hacerle escuchar su disco. Después, en la época del veneno de Honestidad Brutal y después, estoy seguro que Andrés ya no sintió más esa reserva. Aunque en los últimos años le perdí un poco la pista al Corco, los amigos siguen ayudando a aumentar la colección. Hace poco Picco me regaló un vinilo de Demonios Tus Ojos que se alcanza a ver en alguna que otra foto de casa, ya que estuvo un buen rato bien a la vista, expuesto como el mejor trofeo. Este Temblando es de Fotografiando al corazón, un disco de más de una década atrás, cuando había disuelto sus bandas de siempre y empezaba –otra vez—de cero. Temblando doy amor/ y temblando doy mi vida, canta Javier Corcobado para este viernes de invierno, y también desde casi el comienzo de Lado B de un no-programa que sigue revelando sus historias.

jueves, 9 de julio de 2015

Hole, "Doll parts"


Algún día te dolerá/ como me duele a mí

Ah, ese final. Ese “ache” a capella, cerrando el tema lo dice todo. Siempre me gustó Courtney Love. Se que es un personaje difícil, pero no se puede menos que admirar esa actitud de ir siempre al frente, y con los brazos abiertos. Cuando Nirvana tocó en Buenos Aires, todo el mundo quería entrevistar a Kurt. Avisaron desde el comienzo que no iba a dar ninguna nota, pero cuando sorpresivamente aceptó hacer una –la hizo Sergio Marchi para Clarín, lo recordó en el primer número de La Mano—algo tenía que hacer Courtney con su tiempo libre, así que aceptó también hacer su nota, con el único que la había pedido: yo. Con Sergio estábamos cubriendo el festival para un especial de la revista Rock & Pop, una especie de reviposter que fue un fracaso, y debe haber terminado de condenar a la revista. Pero al incluir mas que nada fotos, mi entrevista no tuvo donde salir, así que en el revuelo de la cobertura se me quedó olvidada. Lo mismo pasó con nuestra charla con las chicas de Calamity Jane, antes de que quedasen sepultadas por la cantidad de cosas que les tiró el público de Nirvana. Me cayeron bien las pibas, pero recuerdo que cuando nos contaron que nunca habían tocado para más gente que la que cabe en un clubcito, con Sergio pensamos que la iban a tener difícil aquella noche. Cuando me senté ante Courtney, confieso que esperaba encontrarme ante una Nancy Spungen agresiva y monosilábica, y me sorprendí al disfrutar de una charla distendida con una persona amable y curiosa, interesada en saber cómo había sido la transición de la dictadura hacia la democracia y cosas así. No recuerdo cómo fue que llegamos a hablar de eso: una vez que pasó el revuelo no logré dar con el cassette con la entrevista, así que jamás la desgrabé. Pero nunca me olvidaré de esa piel tan blanca, con las piernas llenas de pequeños moretones. En un perfil que hice años después para Pagina/30 escribí que parecían las de una persona que había estado arrastrándose toda su vida. Después entendí que la realidad era menos poética: esos moretones eran apenas testimonio de sus adicciones. Los discos del antes y del después de Hole son obras maestras. Antes y después de Kurt, claro. Me emocionan como la primera vez siempre que los escucho. De Doll parts hasta tengo el simple, que incluye una deliciosa versión en vivo de Hungry like a wolf. Pero eso queda para otro feriado, para otro Música Cretina. En el mediodía de un jueves nublado, desde el Lado B del último no-programa, escuchemos a las partes de las muñecas. Miento de manera tan real/ que estoy más allá de la mentira. Los que atravesamos con vos aquellos esos años, Courtney, te saludamos.  

miércoles, 8 de julio de 2015

Manos de Topo, "Ingeniería nupcial"


Todos los secretos de tu vagina/ están en internet

Confieso que incluí este tema en el no-programa sólo para poder empezar el post correspondiente con estos versos. Y eso que con cualquier tema de Manos de Topo siempre hay versos de sobra para elegir. Dijiste que lo arreglarías con una llamada/ y seguimos abrazados con la luz apagada. Con este cuarteto barcelonés no hay término medio: o te gustan o los odiás. La prueba a superar es la particular voz llorosa y desafinada de su cantante, Miguel Angel Blanca, que encaja perfectamente con sus expresivas letras de desamor y autoflagelación. Siempre pensé que eran los mejores alumnos de la escuela de El Niño Gusano, por lo que Música Cretina los recibió con los brazos abiertos desde su extraordinario debut, Ortopedias bonitas (2007). Este tema es de su cuarto álbum de estudio, Caminitos del deseo (2014), producido por The New Raemon. “Hemos necesitado tres años para encontrar un atajo”, confiesan en su site. Pero anuncian: “Seguimos cantándole al amor”. Bienvenidos sean, Cretinos Topos. Por eso suenan casi al final del Lado A del no-programa de esta semana, que prácticamente aún estamos estrenando. Y en la mañana de este miércoles soleado y con frío. Mudarse en limusina/ fracaso verdadero. Palabra de Manos de Topo.

lunes, 6 de julio de 2015

Waxahatchee, "Under a rock"

Esta noche/ sos el problema de otra

Lunes con un sol que por fin empieza a aparecer, y hay un nuevo Música Cretina por ahí todavía por descubrir. Y escondida en el Lado A suena la pequeña Katie Crutchfield, líder de un grupo que todavía no se bien cómo pronunciar –algo que se puede constatar en el no-programa, je—pero que hace tiempo que me conmueve. Le empecé a prestar atención cuando se quedó afuera por muy poco de la lista de los otros discos del año que me empecino en hacer para Radar. Eso fue con el disco anterior, Cerulean Salt (2013), el segundo de Waxahatchee, proyecto solista de Katie, bautizado con el nombre de un lago ubicado cerca de la casa familiar, en Alabama. Allá es donde, junto a su melliza Allison, Katie comenzó desde muy chica a tocar en bandas punk. Pero es con Waxahatchee que cruzó las fronteras de su escena musical natural, y sus temas han empezado a sonar en The Walking Dead o en twits celebratorios de Lena Dunham. Sé cómo romper por dentro/ La casa de ladrillos que construiste alrededor de tu cráneo/ La lucís como una corona, canta Katie en este arrasador Under a rock, primer simple de Ivy Tripp, su nuevo disco, editado por Merge (el sello de Arcade Fire), y que es la excusa para su primer gran gira promocional. Ya no es un proyecto solista, sino que hay equipo, y es uno que juega como Lemonheads o Belly en sus mejores campeonatos. Jogo bonito, claro que sí. Para calentar el frío de esta semana que recién arranca. Y ya está pogueando. 

jueves, 2 de julio de 2015

Mexrrissey c/Ceci Bastida, "Todos los días son domingo" (Morrissey)


Todos los días son domingo/ cada día es triste y gris

Abriendo y cerrando el flamante no-programa con el que inauguramos el mes de Julio, nos damos un lujazo gracias a la generosidad del amigo Camilo Lara: estrenamos no uno sino ¡dos! temas de esa especie de supergrupo mexicano que la rompió un par de meses atrás con una mini gira por Gran Bretaña y Estados Unidos nada menos que traduciendo los temas de Morrissey. A la manera de nuestros Campos Magnéticos, los flamantes Mexrrissey jugaron con el ya muy bien conocido fanatismo mexicano por el ex líder de los Smiths –y el morbo que eso genera en los oyentes anglos—y ganaron: las reseñas fueron celebratorias en todos los medios, y actuaron a sala llena en Londres y –por supuesto-- Los Angeles, al punto de que ya hay quienes están pidiendo a gritos una gira más amplia. Los cerebros detrás del asunto –bien Cretino, por cierto—son justamente Camilo Lara (Instituto Mexicano del Sonido) y Sergio Mendoza (Calexico), que convocaron al violinista Alejandro Flores (Café Tacuba), al baterista Ricardo Nájera y al rocker alternativo mexicano Chetes para concretar la travesura. A ellos se sumo Ceci Bastida, que es la que canta este Everyday is like sunday que cierra el Lado B del nuevo no-programa. En este pueblo playero/ que olvidaron bombardear/ ven, ven bomba nuclear. Para completar el doble estreno –no hay disco aún, pero sí un soundcloud--, el elegido para abrir el Lado A es el familiar ritmo de Olodum –¿o lo habrán sampleado directamente  de Matador?-- que sirve de base para una latinaza reversión de Ask, cantada por Chetes. Ser tímido es cool/ o tal vez no tanto/ a veces no te deja bailar. Pasen y vean. Y cliqueen play para estrenar nomas un nuevo no-programa, más cretino que nunca. Si no es amor/ es una bomba que nos une por siempre.