viernes, 26 de junio de 2015

Juanse, "Tomates"


Una canción no es un kilo de tomates/ nunca está cara/ no importa mucho lo que pienses vos

Antes del discazo que se mandó versionando a Pappo, Juanse sacó un álbum llamado Baldíos lunares, más conocido como el del lunar en el culo. La culpa la tiene la admirable literalidad conceptual de Ale Ros, que hizo del baldío un culo y de la luna un lunar para la sencillísima e inolvidable imagen de portada. Antes de que pregunten: no, no es el culo de Juanse. Lo dicho, Ale es conceptual. Para testimonial Nora Lezano, y entonces sí, el culo nomás de Bochatón en portada. Pero volviendo a Juanse y sus Baldíos, es un disco que regala la canción resumen de la larga travesía profunda por Camboya del Cuino, el último soldadito de plomo de un ejército de meta-salmones que comenzaron a aparecer desafiando el advenimiento de un nuevo siglo. Tomates, es casi una canción de Andrés, pero es de Juanse. Con el Cuino, claro. Y es un ejemplo de lo que el Cuino denomina “militancia anticareta”, desde donde asegura escribir sus canciones. El rocanrol no es un hijo del diablo/ no te hace daño/ pobrecito rocanrol, canta Juanse, escribe el Cuino, y suenan en el engañoso sol de este viernes de invierno, y también casi al comienzo de un Música Cretina que ya está pidiendo el cambio. Pobrecito rocanrol. 

jueves, 25 de junio de 2015

Mark Eitzel, "Sacred heart"


Un corazón lleno de lluvia/ lleno como las nubes

Jueves de invierno, y se acabó el solcito. Parece que se viene la lluvia, parece. Y entonces nada mejor que escuchar a Mark Eitzel, pero a un Eitzel turista, paseando por las calles de París, buscando el Sacre Coeur mapa descartable en mano, esperando un aguacero listo para un turista inútil que camina pensando en todo y en nada, por ejemplo en que Noé tal vez no lo necesite para su arca pero que su amante no lo dejaría olvidado.No necesito verte/ me alcanza con sentirte, canta Eitzel en el que siempre me pareció el mejor tema de 60 watt silver lining, a pesar de que hay otros con títulos irresistibles –algo que nunca falta en todos sus discos—como Cuando mi avión finalmente caiga o Algunos barman tienen el don del perdón. Fue su álbum debut como solista luego de la disolución de American Music Club, algo que sucedió hacia mediados de los 90, una época en la que el grupo de Eitzel todavía funcionaba casi como una contraseña secreta entre los que por entonces todavía paseábamos por el rock indie norteamericano con nuestros improvisados mapas en mano, intentando llegar a cada uno de sus escondidos Sacre Coeur. Aún atesoro esos primeros discos de AMC, tengo incluso una biografía de ellos en mi biblioteca, que me permitió comprender cómo fue que cayeron en brazos de Mitchell Froom y Tchad Blake, algo que celebré entonces –fanático como era de sus producciones para Tom Waits, Los Lobos y hasta Suzanne Vega—pero que terminó haciendo sonar artificioso el natural oscuro romanticismo del grupo. Tal vez aquel paso en falso –Eitzel siempre receló de esa elección, una apuesta del sello multinacional que los sacó de indies pensando que tenían un éxito entre manos aunque terminaron abandonándolos enseguida a su suerte—es el que haya llevado al cantante hacia el lugar de crooner que encarna en este 60 watt silver lining, que en su momento tuvo sus detractores. Como muchos de los avatares de aquella época del indie post-grunge, Eitzel se fue perdiendo en discos solistas cada vez más espaciados e intrascendentes, hasta que hace relativamente poco lo trajo de regreso la inevitable reunión de su grupo. Cuando recién había empezado su derrotero solista tuve el honor de escucharlo tocar en el boliche Largo de Los Angeles. Fuimos a verlo con Martín Rea, en una de esas raras noches libres de un viaje largo y de laburo, en que estás tan cansado que no podés mantenerte en pie pero cómo te vas a perder de ir a ver a uno de tus héroes si toca acá nomás. Ahí fuimos con Martín, que estaba en Los Angeles en su rol de “Martín Rea” –así aparece acreditado en sus discos—para los Caballeros de la Quema mientras grababan La paciencia de la araña, y recuerdo que no alcanzamos a ver demasiado del show. Al final de la noche me acerqué a Eitzel con la intención de saludarlo, el Largo es –o era-- un bar pequeño, en el que los músicos se mezclan con la gente, y recuerdo que me impresionó lo alto que era, que me dio mano feta al saludarme y que no me prestó la mas mínima atención. Igual te queremos Mark, y si me tocase hacer de Noe para rock norteamericano de la época por supuesto que te subiría en mi arca musical. De hecho, acá estás, justo en el medio del Lado B del último Música Cretina. Y acompañándonos también mientras esperamos la lluvia en la mañana de un jueves nubladísimo e invernal. 

viernes, 19 de junio de 2015

Música Cretina 2015 #8

ESTO NO ES UN PROGRAMA

9-6-2015

Lado A

1.- The New Basement Tapes, Down in the bottom
2.- Ry Cooder c/Ersi Arvizu, Muy fifí
3.- Ann Peebles, Crazy about you baby
4.- Willie Nelson, Wives and girlfriends
5.- Ricardo Iorio, Ritmo y blues con armónica (Vox Dei)
6.- Leonard Cohen, Slow
7.- Riki Musso, Sánchez, el gurú del overlock

Lado B

8.- Richard Swift, Lady luck
9.- Juanse, Tomates
10.- Curtis Harding, Beautiful people
11.- Mark Eitzel, Sacred heart
12.- Daniel Melero, Resfriada
13.- The Black Keys, Gold on the ceiling
14.- Sr. Chinarro, El gato de S.

jueves, 18 de junio de 2015

Maxi Angelieri & Casi Exilio Psíquico, "Sr. Chinarro"


Saliendo de La Biela, Antonio Luque me confirma que lo de Sr. Chinarro viene por el nombre del actor que intentaba poner orden en el circo de Gaby, Fofó y Miliki. “Y acá me ves, intentando hacer el mismo trabajo”, se encoge de hombros con una sonrisa Antonio, haciendo referencia a su discurso sobre el orden de las cosas –del circo, digamos-- que acabo de propiciar hace unos minutos con mis preguntas, eso que a veces llamamos entrevista. Me confiesa que no ha conocido personalmente al verdadero Sr. Chinarro, pero que sí tiene amigos que lo han tratado, y que el tipo está contento con el homenaje. “Es más: Miliki le llegó a decir que estaba envidioso, porque él no tenía una banda con su nombre”. Es buena onda, Antonio. Lo conocí este mediodía, después de la prueba de sonido de su grupo. Habíamos quedado entonces para sentarnos a charlar. Cuando el mozo nos preguntó qué íbamos a pedir, antes de contestarle miró el reloj. Pensé que estaba calculando su orden teniendo en cuenta el breve tiempo que lo distanciaba del almuerzo. Pero no. Se pidió una cerveza. “Es la de las tres, o la de las cinco, lo que pasa es que aún no cambié el horario”. Por lo que pude ver de la prueba, su debut porteño de esta tarde-noche en el Recoleta será sólo de clásicos. Nuestros clásicos. Los tres y medio que escuché, al menos, ya sonaron en Música Cretina. No le alcancé a pedir El gato de S., el tema que suena en el no-programa de esta semana, pero espero que lo toque. Lo puse especialmente para poder escribir algo sobre él cuando llegase la fecha del show. Pero no lo encontré en el youtube, mecacho. Así que van a tener que buscarlo al final del Lado B, o venir a escucharlo hoy jueves a las 19, en la terraza del Centro Cultural Recoleta, con entrada gratuita. (El sábado toca en Rosario, el domingo en Córdoba, siempre gratis). Si, si, ya sé: si el frío te mantuvo en casa anoche, que la inauguración de la muestra de Nora Lezano y el regreso de Avant Press resultaban ineludibles, qué sentido tiene salir al doble frío del final de un día en que la polémica Zanini-Randazzo está que arde, murió un presidente de facto del que ya todo el mundo se había olvidado, y la iglesia finalmente le dio la mano a la ciencia y aceptó que el mundo se calienta. Eppur si muove, muchachxs. Y el asunto es que, como cantó el buen Maxi Angelieri un par de no-programas atrás, Quería escribir como el Sr Chinarro/ quería cantar como Nacho Vegas. A Nacho ya lo vimos, y en el mismo lugar. ¿Nos vamos a perder al artista que intenta poner orden en el circo?  

martes, 16 de junio de 2015

Riki Musso, "Sánchez, el gurú del overlock"


Vayan por la guía, sigan como ven/ ir para doblar, volver a coser

“Estoy aprendiendo los acordes de Jordan”, fue lo primero que me dijo Riki Musso cuando lo llamé para hacerle la nota que le debía, que salió en Radar, con la excusa de que se venía para tocar con La Vela Puerca en el Luna. En realidad, era una nota que me debía, porque su disco fue uno de los que más disfruté escuchar el año pasado. Lo volví a escuchar antes de llamarlo, después de un tiempo de dejarlo a un lado para no gastarlo, y me volvió a sorprender y a entusiasmar como la primera vez. Esa primera vez fue algo así como una emboscada: llegué a casa después trabajar en Diario del Futuro, de madrugada, y me estaban esperando en casa Ana y el Eté, incendiados con el disco que Riki acababa de poner online. Sólo quería terminar mi día, pero me sentaron y me obligaron a escucharlo, y tema a tema terminé tan incendiado como ellos. Después del show del Eté, al que se sumó para tocar la guitarra en Jordan, nos cruzamos con Riki en el amplio backstage del Luna mientras afuera la rompía La Vela, y nos contó que extrañaba a su tortuga --que sólo acepta alimento del ornato público montevideano—pero igual tenía que quedarse un día más de promoción en Buenos Aires, ya que le habían programado un par de notas por la edición argentina del disco. Estaba sorprendido Riki por los lugares donde lo estaban llegando. “Me llevaron a un programa de televisión donde el conductor no paraba de hablar y me abrazaba emocionado... ¡aunque no me conocía! Pero a mí a duro no me vas a ganar, aunque no tome nada. Así que lo abrazaba más fuerte y me emocionaba mas”. Algo así es ¡Formidable!, un álbum al que no se le puede ganar en nada, que sorprende y fascina, y que va más allá de la emoción, la desarma por el absurdo, y al mismo tiempo la abraza sin saber muy bien por qué. Como sucede con este rocker y psicodélico homenaje a Sánchez, el overlockista, resuena su nombre en la industria, garante de la baja costura, leyenda de la collareta. Un prócer, pero de acá a la vuelta. Lo que no es poco. Como Riki, el del Cuarteto de Él. Que suena cerrando el Lado A del Música cretina de esta semana. Y también en la mañana del martes de una semana que prometió ser fría y soleada. Y lo está cumpliendo. 

lunes, 15 de junio de 2015

Ann Peebles, "Cry about you baby"


Estoy tan loca por vos, Nene/ y me pregunto si alguna vez pensás en mi

Amo el random. Es una función indispensable para abarcar la cantidad de música que tenemos a nuestra disposición en estos tiempos tan conectados. Cuando salgo a pedalear, pongo random en el player donde antes me preocupé por cargar los discos más nuevos, y si un tema me obliga a mirar el display porque necesito saber qué es lo que estoy escuchando, es que ando por el buen camino. Y si una y otra vez es siempre el mismo nombre, hay que googlearlo y sumarlo al mundo Cretino. Eso fue lo que me pasó con Essential Ann Peebles, una flamante recopilación del sello Fat Possum, que reúne casi todo lo que hace falta de una cantante que –según leo en el indispensable All Music Guide—supo ser el rostro del sello de rhythm’n’blues de Memphis, Hi Records. Al lado de Al Green, por supuesto. Un tema tras otro, todos brillan en este Essential, pero el que suena en el Lado A del no-programa de esta semana es Estoy loca por vos, que Peebles grabó en su álbum debut, This is Ann Peebles (1969), cuando tenía apenas 22 años, Green aún no había pisado Hi Records y el sello aún no había terminado de hacer su conversión de country a rhythm’n’soul. Y también suena en este mediodía de lunes de –por fin—invierno, arrancando una semana bien abrigados y al sol.  

domingo, 14 de junio de 2015

Un Eté en el Luna

Aún sigo recordando cada vez que puedo la generosidad que tuvo en su momento Jorge Drexler, que cuando por primera se le abrieron las puertas de un teatro de la avenida Corrientes porteña, en la gira de prensa previa se dedicó a hablar una y otra vez del Darno y Cabrera, a los que consideraba sus referentes. Así que de la misma manera me saco el sombrero dos veces ante La Vela Puerca, que no sólo invitaron este fin de semana para tocar junto a ellos en su shows en el Luna a dos próceres del rock uruguayo post dictadura –y seguramente sus referentes-- como Peluffo y Casanova, nada menos que los cantantes de Los Estómagos (y Los Buitres) y Los Traidores, sino que también se trajeron como grupo soporte para cada una de las fechas a dos artistas que son de lo mejor que hoy está sonando del otro lado del charco: Riki Musso y Eté & Los Problems. Dos abonados a Música Cretina, justo es decirlo. El viernes mis obligaciones laborales no me permitieron asistir al show de Riki, pero ahí estuvimos el sábado para cantar las canciones del Eté, como corresponde. Su educado público apenas si le dedicó un único impaciente “Vamos la vela” durante su media hora de show –Riki nos contó que la noche anterior se la habían cantado unas cuatro veces--, y Tabárez asumió el compromiso con una presencia contundente, como es su costumbre. La rompió, bah. Fue emocionante escuchar en semejante escenario las canciones que tantas veces hemos escuchado en lugares mucho más íntimos. Debió de estar un poquito emocionado él también, hay que decirlo. Al menos fueron dos las veces que comentó en escena que tocar en el Luna era algo especial. Y si, lo fue. Como también son especiales los de La Vela, tipos que no se olvidan de su historia. Y a los que les sigue gustando la música como a los que la disfrutamos desde debajo del escenario, lo que no es poco. Chapeau, muchachos. 

viernes, 12 de junio de 2015

Ry Cooder c/Erzi Arbizu, "Muy fifí"


Tu greña toca el techo/ te crees muy fifí

A veces pienso que soy fan de Ry Cooder desde siempre. Pero seguro que la culpa la tuvo, como siempre, Alfredo Rosso. Al menos la primer nota que leí del buen Ryland apareció en el Expreso Imaginario, y lleva su firma. Pero ampliemos responsabilidades, cuando uno es joven e impresionable, las cosas no vienen de un solo lugar. Me lo habrá presentado Bobby Flores, o tal vez el Rafa, que recibía lecciones directamente de Rosso y de Kleiman. Seguro que el responsable fue alguno de ellos. O todos juntos: qué importa, qué interesa. En realidad, la culpa es lo de menos. Lo que importa no es el punto de partida ni la línea de llegada, sino el camino. Sé que me acerqué a Cooder por dos razones: una, Ry era un gran buceador en la tradición musical propia. Y dos, también era curioso por tradiciones ajenas. Siempre fui un fanático del mestizaje musical, y mi primer descubrimiento en esa búsqueda fue el acordeón del Flaco Jiménez, que engalana los mejores discos solistas de su primer época, gemas como Paradise and lunch (1974) y Chicken skin music (1976). Es más, creo que el misterio que aún encierra la versión del tema de Ben E. King con el acordeón del Flaco en el último de estos dos discos, bien puede ser considerado como el primer tema cretino de mi larga vida como catador de música. Pero la vida de Cooder es una con varios actos, y lo mismo se puede decir de mi vocación de descubridor de tesoros, así que el siguiente paso en mi fanatismo se entronca con mi temprana cinefilia, al descubrir que Cooder se había aburrido de hacer discos solistas para nadie, y había empezado a aprovechar las ventajas económicas de la industria cinematográfica para dedicarse a componer bandas de sonido que le permitían ser indulgente con sus caprichos. Si bien su guitarra slide en París, Texas es marca de fábrica, y fundamental para una película demoledora --obra maestra terminal dentro del cine de Wim Wenders, ya que para un cineasta que se pasó la vida añorando el cine clásico norteamericano es difícil regresar de semejante travesía por el desierto--, lo cierto es que hay mucho más Cooder y aledaños por descubrir en su trabajo, por ejemplo, junto a Walter Hill. Pero ya señalé que hay más de un acto en la vida musical de Cooder, asi que al mismo tiempo que se dedicó a aprovechar ese pozo sin fondo que es la necesidad del séptimo arte de música para acompañar sus deliciosas mentiras, el placer por convertirse en anfitrión discográfico de maestros lo terminó llevando a Cuba, y lo puso frente a lo que sería el Buena Vista Social Club, y el retrato inmortal de Cooder para los no-iniciados estuvo completo. De la guitarra slide mas copiada de la historia al puesto de descubridor del Buena Vista, siempre con Wenders al lado. Pero lo mejor de Cooder siempre estuvo por descubrir, y ahora que se ha convertido en un venerable maestro como los que siempre se dedicó a grabar –ya está pisando los 70 años, y sus dos últimos discos han sido urgentes y eternos, Pull up some dust and sit down (2011) y Election special (2012)—, es un lujo poder detenerse en un disco que resume esos dos Cooder: el solista iniciático y el consagrado del Buena Vista. Después de todo, Chavez Ravine (2005) es tan obra maestra como sus experiencias cubanas, y siempre mereció el mismo destino. Para contar la historia del barrio chicano perdido de Los Angeles, demolido para hacer un estadio de beisbol, Cooder fue a buscar a los músicos del lugar y de la época, y el resultado es una maravilla esperando ser redescubierta, que merecía su propio Social Club. Cada vez que lo escucho quedo deslumbrado, y en estos días en que hubo despedida, repaso y visita del Buena Vista Social Club, volver a escuchar Chávez Ravine fue una revelación. Un tema tras otro esconden historias y descubrimientos, como este Muy fifí de Little Willie G, uno de los mitos de la música chicana de Los Angeles que asistieron entonces a Cooder cuando empezó a pasear por las calles de un barrio que hace tiempo que no existía. Pero que vuelve a la vida en esta discusión entre madre e hija, una queriendo que se quede en casa (m’hijita por dios se lo pido / no salgas con ese tipo) y la otra peleando, como los Beastie Boys, por su derecho a la fiesta (no me voy a desvelar/ pero voy a dar mis vueltas), en la voz de Ersi Arbizu, Ry en guitarra, Willie G en coros y nada menos que Chucho Valdés en ese piano que brilla al final, un lujazo. Mírala, mírala, muy fifí/ guáchala, guáchala, muy fifí. Por eso suena en un viernes frío, pero que merece sus vueltas. Y asoma casi al comienzo de un Música Cretina muy pero muy fifí, qué duda cabe.

jueves, 11 de junio de 2015

Richard Swift, "Lady luck"


Díganme, por favor/ ¿es mi mente o es mi salud?

Ah, frío por fin. Y con solcito. No hay nada mejor por la mañana. Se los presento, porque tal vez no lo conozcan: se llama invierno. Aunque, claro, a veces el frío se pasa de rosca. Entonces llega el momento de inventar estrategias para salir de la cama. Por eso este Richard Swift, que te saca bailando de la cama, con falsete y todo. No conozco mucho del buen Richard, salvo lo que leo en Wikipedia, que tiene un estudio en Oregon donde produjo a grupos como The Shins, Foxygen y Laetitia Sadier de Stereolab, entre otros. Además de su carrera como solista, supo unirse primero a The Shins y desde el año pasado es el bajista de The Black Keys. Este tema cierra su segundo álbum solista, The Atlantic Ocean (2009), pero lo que importa es que dos años mas tarde abre la banda de sonido de Drinking Buddies, del tan mumblecore Joe Swanberg, una de esas pelis indies que, mientras las ves, vas descubriendo nueva música y no podes esperar a que termine para empezar a googlear el disco. Así es como Lady luck termina abriendo el Lado B de un nuevísimo Música Cretina, nunca taxi. Señorita Suerte es encantadora/ Señorita Suerte es libre/ Pero desearía algunas veces que Señorita Suerte/ encuentre algún tiempo para pasar conmigo, canta Swift, nuestro cretino de esta fría mañana de martes. Ah, pero cómo bailamos.  

miércoles, 10 de junio de 2015

The New Basement Tapes c/Jim James, "Down on the bottom"


Bien en el fondo/ hasta la última gota del vaso

Solcito de invierno. Por fin. Ahora sí arranca la semana, de verdad. Aunque casi no quede semana que arrancar. Y también arranca un flamante no-programa, que tiene mucho por recorrer. Arranca con este temazo de The New Basement Tapes, el supergrupo que armó T Bone Burnett para que completar un puñado de letras encontradas de Bob Dylan, perdidas desde las épocas de las Basement Tapes originales, casi medio siglo atrás. Los complotados son nada menos que pibes como Elvis Costello, Marcus Mumford y Jim James, que canta este Down on the bottom con toda su voz, como nunca lo hubiese hecho el buen Bob, dicho sea de paso. Siempre estuve en problemas/ casi toda mi vida. Pero los problemas se terminan en un día como el que promete ser este miércoles, que tiene además un Música Cretina enterito por descubrir. 

domingo, 7 de junio de 2015

Pete Rodríguez & Louie Ramírez, "Evil ways"


Voy a encontrar a alguien/ que no me haga sentir como un payaso

Santana la hizo en el disco que lleva su nombre a modo de título, editado en 1969, y la llevó al puesto 9 del top 100 de Billboard, y por eso su nombre siempre estará asociado a Evil ways. Pero en realidad, según pude leer por ahí, su autor es un tal Clarence “Sonny” Henry, y fue grabada originalmente dos años antes en el disco de un percusionista del Harlem hispano llamado William Correa, pero conocido como Willie Bobo. Es fácil suponer, entonces, que esta versión también de 1969 incluida en la fascinante compilación El Barrio, un tesoro dedicado al sonido del llamado Harlem Español entre 1967 y 1975, y atribuida a un grupo liderado por Pete Rodriguez y Louie Ramírez, debe de tener como referente la versión original, y no la de Santana. Es más, al ser Ramírez, timbalero de Harlem como Correa, seguro debía de saber incluso los orígenes de la canción antes de aquel primer registro discográfico. Digo todo esto porque es difícil descubrir –al menos a partir de una rápida búsqueda por internet-- una historia clara detrás de semejante temazo, que en esta versión disfruta de un irresistible diálogo entre los dos intérpretes a modo de introducción, que además es rematado en español, a pesar de estar el tema cantado en inglés. Así que a ponerle sabor latino al domingo con Pete & Louie, y la historia –inverosímil, es cierto, y más cantada por dos músicos oriundos de semejante ambiente—del chico que le pide a su chica que siente cabeza, y deje de tontear por ahí. Un tema que también se puede escuchar en el Lado A del no-programa de esta semana, entre el rapper YG y los chicos de Limbo Junior. Lindos cretinos míos.

viernes, 5 de junio de 2015

Ron Sexsmith, "Getaway car"


Sabés leer mi mente y pronto vas a estar ahí/ esperándome en el auto para escapar

Veinte años atrás, un pibe con carita regordeta aparecía entre los discos. Era un canadiense llamado Ron Sexsmith, y componía canciones sin tiempo. Deslumbró en su momento a Paul McCartney, Elvis Costello y también a Rodrigo Fresán, que supo escribir una y otra vez de sus canciones. Los cachetes de Ron fueron creciendo, y también sus discos en el estante, hasta que dejaron de importar. No recuerdo exactamente cuando pasó eso, pero seguramente habrá sido desde que, primero, fue difícil conseguirlos y seguirle la pista. Y después, cuando fue tan fácil conseguir todo, que ya no nos acordábamos de él. Pero Ron Sexsmith nunca se fue, y Carousel One, su flamante disco número 13, parece ser un punto alto en su carrera. Al menos, Ron por primera vez está sonriendo desde la portada. ¿Te acordás cuando el ciclo del cantautor casi me destruye?/ Vos lo viste escrito en mi rostro/ e instintivamente fuiste a buscar el auto/ y me sacaste de ahí, canta Ron en un rockito que homenajea orgullosamente el sonido clásico del género en los años 50, cierra orgullosamente el Lado A del no-programa de esta semana, y sirve para musicalizar este viernes que ni empezó y ya quiere escapar. Vayámonos  lejos de este lugar/ veámoslo desaparecer en el espejo retrovisor. Feliz viernes cretino.

jueves, 4 de junio de 2015

Música Cretina 2015 #7

ESTO NO ES UN PROGRAMA

27-5-2015

Lado A

“Voy a dejar mi mente en blanco/ y olvidarme de todo”

1.- Belle and Sebastian, Nobody’s empire
2.- Killer Burritos, El chico que bailaba lento
3.- YG c/Tee Cee, Meet the Flockers
4.- Pete Rodríguez & Louie Ramírez, Evil ways
5.- Limbo Junior, Puntería
6.- Natalie Prass, Your fool
7.- Ron Sexsmith, Getaway car

Lado B

“Alguna vez tuvimos sueños/ ahora tenemos planes”

8.- Kate Pierson, Throw down the roses
9.- Hernán Martínez, El fondo del mar
10.- The Bossmen, Bad girl
11.- Daughter, Still
12.- Buena Vista Social Club, Pedacito de papel
13.- The Mountain Goats, Animal mask
14.- Luna, Reneé is crying
15.- Adicta, Sabes cómo olvidarme

martes, 2 de junio de 2015

Kate Pierson, "Throw down the roses"


No quiero ser una Fender/ tocada por una estrella de rock

No se banca que la golpeen en el pogo, pero tampoco se sentaría entre los perdedores de primera fila. No necesita una pulserita de colores en la muñeca para saber cuál es su lugar, no necesita un micrófono para decir que está mejor sola, y no necesita ser parte de tu canción. Todo eso canta Kate Pierson en el furioso tema que abre su flamante disco como solista, y también el Lado B del Música Cretina de esta semana. La pelirroja siempre fue la más copada de los B’52, es la que canta Candy con Iggy Pop y Shiny happy people con Michael Stipe, y para Guitar and microphones, el disco con el que finalmente cumplió son su sueño solista, se juntó con Sia Furler y Nick Valensi, guitarrista de The Strokes. También aparece ayudando otro compositor estrella, Dallas Austin, que junto con Sia y Pierson firma este entusiasta Voy a tirar las rosas. “Se que el telón cae/ sabemos que hay un final para el show que estoy haciendo/ voy a tirar las rosas”, anuncia la buena de Kate en un tema que decide no llorar por el agua derramada, y que sirve para dar el banderazo de largada al martes. Y también para alentar a cliquear en el play de un no-programa que todavía tiene el vaso lleno. 

lunes, 1 de junio de 2015

Buena Vista Social Club c/Elíades Ochoa, "Pedacito de papel"


Pedacito de papel/ que yo tenía guardado/ en un libro viejo/ roto y empolvado/ sin saber por qué

La semana pasada el show de Buena Vista Social Club pasó por el Gran Rex, a sala llena. La gira está anunciada como la de despedida, ya que pocos quedan de aquellos que grabaron ese milagro de disco que produjo Ry Cooder en La Habana hace ya casi dos décadas. De hecho, durante todo el show –que poco tiene de la magia intimista y sin tiempo del álbum original—se suceden los homenajes a los que ya no están desde una pantalla enorme que preside el escenario. Una suerte de inocente pero también utilitario Show de los Muertos cubano. Tengo los muertos todos aquí/ quién quiere que se los muestre, cantaba Charly García en la canción de ese nombre –El show de los muertos-- de Sui Generis, una frase que no pude dejar de recordar el jueves pasado. Pero lo que entonces era macabro, en el Gran Rex supo ser emotivo y hasta luminoso, y también parte del show business. El único momento en que se apagó la pantalla durante la velada fue cuando emergió desde el backstage una Omara Portuondo mágica e  inimputable, cada vez más pequeña por los años, que --prácticamente de bata y pantuflas-- hizo lo que quiso en escena antes de retirarse por donde vino. No necesitaba verlo para saber que el show del Buena Vista tenía a ser así, un espectáculo hecho y derecho, lejano al disfrute de los discos más famosos y representativos. A pesar de todo, la música y las canciones lograron imponerse por derecho propio, y los instrumentistas no dejaron de deslumbrar, acercando el espectáculo al placer escondido en las gemas más secretas de universo Buena Vista, esos discazos casi instrumentales estelarizados por Orlando “Cachaíto” Lopez y Manuel “Guajiro” Mirabal. El Guajiro, por cierto, estuvo presente en el Gran Rex, pero a un costado, en su mundo, trompeta en mano, y hasta intentando dar algunos pasos como parte de los vientos a sus 82 años. La gira mundial de despedida del Buena Vista viene acompañada por la aparición de un álbum de descartes de aquellas míticas grabaciones, apropiadamente bautizado como Lost & Found. Un trabajo que incluye a todos los intérpretes que ya no están, y también otros que no son parte de la escudería Buena Vista, sino que eligieron recorrer su propio camino, como Elíades Ochoa. Es el que canta esta maravilla que no sónó –obviamente—en el Gran Rex, pero puede dar vida al mediodía de un lunes soleado. Y que también asoma mágicamente hacia la mitad del Lado B de un no-programa que aún esconde demasiados secretos. Pero está muy dispuesto a revelarlos.