jueves, 24 de julio de 2014

The Replacements, "Kids don't follow"


Los chicos no se van a quedar quietos/ los chicos no se van a callar

Hace poco volvieron. Después de que Paul Westerberg guardase un escrupuloso silencio de años, solo interrumpido para componer alguna que otra canción para la banda de sonido de una película animada –los mejores compositores de canciones de eso que alguna vez llamamos rock andan sobreviviendo de esa manera--, los Replacements anunciaron su regreso. No se si siguen dando vueltas, pero que hayan regresado mejora el mundo. Supongo. Espero. Al menos no lo hace peor, de eso estoy seguro. Este es uno de sus primeros hits, en un milagroso registro de aquellos comienzos, año 81, con Paul casi un niño, de pelo bien corto, haciendo caritas cada vez que se olvida la letra. Lo encontré en YouTube buscando, en realidad, la versión acústica que editó Ken Stringfellow en su último disco, I’d never said I’d make it easy. Nunca dije que lo haría fácil, o sea. Por acá lo conocimos cuando nada menos que Los Super Ratones lo invitaron a la celebración de su 25 aniversario en La Trastienda. Una de las mitades de los Posies, integrante de los reformados Big Star, Stringfellow es un hombre que ama el rock, o al menos ese rock. Y se sabe todos los clásicos. Esos clásicos. Hace una versión de Thirteen, por ejemplo, que te deja babeando. La hizo al menos en la puerta de Niceto, atrapando con una guitarra acústica a modo de red al público que salía una vez terminado el show. Me senté a charlar con él durante aquel viaje, en una nota de ocasión que terminó convirtiéndose en una larga entrevista, recorriendo toda su carrera, que nunca desgrabé. Espero que alguna vez regrese por estos pagos, así tengo una excusa para publicarla. Recuerdo que le pregunté como estaba Alex Chilton, y él me respondió que estaba bien, mejor que nunca. Habían vuelto a tocar con Big Star, y Ken se estaba encargando de buscar shows. ¿Lo traería a tocar por acá? Por qué no, me respondió. Todo es posible, decía entonces con una sonrisa. Ya no. Ya nunca vendrá el buen Alex. Hay cosas que ya no son posibles. Pero Ken sigue dando vueltas por ahí. Su nuevo disco es en realidad un compilado de versiones, outtakes y demases. No se de donde sale su versión de Kids don’t follow, que engalana el Lado A del no-programa de esta semana. Pero lo cierto es que convierte ese furioso rock en una gran canción de fogón, a la altura de Androgynous, ponele. Pasen y escuchen. Acomódense alrededor del fuego. Es otra que sabemos todos. A un play de distancia, apenas. Y mientras tanto, a soltar otra vez a los chicos en este soleado jueves invernal, para que canten eso de Necesito algo de atención/ no una casa de detención. Larga vida al rock. Cretino, claro.

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