lunes, 31 de marzo de 2014

Elíades Ochoa, En el atalayar (Bob Dylan)


Demasiada confusión/ y nada de alivio

Buenos días lunes, buenos días semana, buenos días cretinos. Bob Dylan Social Club para todos ustedes. Con esta versión de Elíades Ochoa arranca el no-programa de esta semana. Forma parte de un compilado titulado From Another World, o sea Desde otro mundo. Y el subtitulo es aún más preciso: De Este a Oeste, músicos tradicionales y poetas cantan a Bob Dylan. Se puede encontrar de todo, desde una versión irreconocible de Tangled Up in Blue por The Musicians of Nile (que ya había formado parte de la banda de sonido de Masked and Anonymous, una década atrás, así que a Bob le debe gustar) hasta este único ejemplo en castellano, titulado como el original. Pero a mí me encanta presentarlo como lo canta el buen Elíades: En el atalayar. Pasen y escuchen. Hay mucha más Música Cretina después.

viernes, 28 de marzo de 2014

Carmen Sandiego, "Ocupaciones y oficios"


Quisiera ser redactor de horóscopos/ para que sepas que todo te irá peor

Viernes de sol, pasó la lluvia, ya se viene el fin de semana, y ya se viene el nuevo Música Cretina. Está todo listo. Pero antes un último repaso. Pero antes ocupaciones y oficios. Desde hace tiempo que hay por ahí una versión acústica encantadora, y la verdad que tardé en acostumbrarme esta versión con banda, mas... convencional, digamos. Pero ahora no puedo parar de escuchar esta versión definitiva, la que integra su disco Ciudad Dormitorio, y cierra el Lado B del último no-programa. La primera vez que vi tocar a los Carmen Sandiego fue en su formato de dúo tierno y autista, teloneando a La Hermana Menor (¡eso es amor!), en el viejo BJ. No fue su mejor show, si no fue el primero que dieron le pega en el palo. Pero los quise instantáneamente, entre la indiferencia general. Cuando los volví a ver fue en una noche mágica, en aquel Festipulenta que debió mudarse de apuro a Plasma, donde no dejaron a nadie indiferente y se robaron el show, a base de actitud punk y canciones, ya en formato de banda. Supongo que esta versión de Ocupaciones y oficios –un título muy Masliah—es el justo punto medio entre ambas versiones del grupo. Y, además, el video está buenísimo. 

jueves, 27 de marzo de 2014

Ernesto Tabárez, "La cuenta" (Amelia)



Video streaming by Ustream
Me gusta/ no sentir amor ni pereza

Una de las más deliciosas canciones perdidas del más reciente pop oculto uruguayo corresponde a un grupo llamado Amelia, que ya no existe como tal. Se llama La cuenta, y aparece casi al final del Lado B del último Música Cretina. Pero la versión con la que yo siempre recuerdo del tema es la de Ernesto Tabárez, que la suele tocar sólo a pedido, entre amigos. “Mi novia/ se volvió a dormir en la mesa/ la cerveza le hace mal/ y nunca lo va a aceptar”. Creo que la primera vez que la tocó sobre un escenario fue cuando me pude dar el gusto de traerlo desde Montevideo –y juntarlo nada menos que con una recién editada Ana Fornaro, recién mudada también– para el último año del ciclo Martes de Poesía y Música que coordiné durante tres en el CCEBA. Atención: el video que dice no poderse reproducir acá arriba –que por suerte aún está online, ha pasado un año y medio de aquella noche, y se puede escuchar acá—es de toooda la velada, que fue maravillosa e incluyó muchos poemas y canciones. Para escuchar la presentación del tema a cargo de Ernesto, y su hermosísima versión, hay que poner play a partir del minuto 23. O sino, escucharse el no-programa casi hasta el final. Ah, y además este tema es la razón del nombre del bichito amarillo que habita nuestro hogar desde hace un par de semanas. “Ismael/ ¿Por qué te da tanta vergüenza?". Lo siento, querido Melville. Otra vez será.

martes, 25 de marzo de 2014

Música Cretina 2014 #5

ESTO NO ES UN PROGRAMA

17-3-2014

Lado A

“Con todos los cambios/ nada cambia”

1.- Michael Bloomfeld, I’ve got you in the palm of my hand
2.- Pajarito Zaguri, Dame tu mejor canción
3.- Autre Ne Veut, Counting
4.- Paula y Los Besos, Paja dorada
5.- Diana Jones, Satan
6.- Broken Bells, No matter what you’re told
7.- Rosanne Cash, Modern blue

Lado B

"Las chicas/ nos prefieren a la tristeza" 

8.- Dale Hawkins, Hound dog
9.- 107 Faunos, El pueblo
10.- Luna, Sideshow by the seashore
11.- Arthur Alexander, Soldier of love
12.- Jonathan Richman, Parties in the USA
13.- Amelia, La cuenta
14.- Josh Rouse, This movie’s way too long
15.- Carmen Sandiego, Ocupaciones y oficios

lunes, 24 de marzo de 2014

Pajarito Zaguri, "Dame tu mejor canción"


Cuánto hace que no andabas por aquí, guitarra/ Ven a darle vida a lo que hay muerto en mi

Compré El Rey Criollo del Rock ‘n’ Roll hace cosa de veinticinco años, por un precio absurdo (un peso, ¿o un austral?) en una disquería sobre la avenida Cabildo, supongo que entre Juramento y Monroe, o algo así. Ahí debo haber conseguido también, supongo, otras rarezas intrigantes como el de los Otroshakers y el compilado de Slash, misterios de esa época en que el vinilo estaba desapareciendo, y todas las disquerías en retirada prácticamente regalaban los pocos que les quedaban. Y terminarían cerrando sin dejar ninguna memoria, porque así como vendían discos pasarían a vender todo por dos pesos, o lo que esté de moda en el momento. Si, hubo una época que vender discos era negocio. Incluso esa clase de negocio. Siempre me intrigó el álbum, ya que venía casi sin información, pero el look de la foto de contratapa era fascinante, con un señor –Pajarito—mezclado entre pibes rockeros al estilo Dulces 16. Algo que supongo que, más o menos, era lo que había sucedido. Nunca nadie me habló de este disco, por lo que siempre fue uno de esos tesoros personales. Con el tiempo, la decisión instintiva que me hizo comprarlo se fue apoyando cada vez más en datos concretos, y se convirtió en una de las orgullosas rarezas de mi discoteca. Recuerdo que incluso lo hice sonar en Cultura en Oferta, el brevísimo micro que me dejaron hacer un par de veces Pergolini y De La Puente antes del Piso 93. No entiendo cómo en la fiebre de las reediciones nunca reapareció en CD (debe tener algo que ver con Columbia y el rock nacional de aquel entonces, tampoco nadie reeditó otros discos de esa época, como el primer solista de Abonizio, que no estaba tan mal). Después de todo, tiene grandes rockitos de dos minutos (Dime si hay sol, Maravilloso y real), una mezcla de rock y folklore que se anticipó una década a Divididos (Vidala para mi sombra) y esta balada incombustible, que con los años suena cada vez mejor. Ya sé, no tengo excusas para darte ahora/ suena un poco y dame tu mejor canción, canta Pajarito, y de alguna manera suena más que apropiado para este lunes feriado con sol y lleno de memorias. Y también lo hace desde el comienzo del Música Cretina de la semana pasada. ¡Pasen y escuchen!

domingo, 23 de marzo de 2014

Luna, "Sideshow by the seashore"


Podemos volvernos locos todos juntos/ para eso son los amigos

Nada mejor que un domingo de sol para completar una trasnoche de sábado en la que supimos hacer honor a uno de los mejores versos de este tema de la banda de Dean Wareham. Aún me acuerdo de aquel show de Luna en La Trastienda. ¿Cómo olvidarlo? Por entonces había tenido la suerte de ver a Damon & Naomi en un viaje a Londres, así que tenía el álbum de Galaxy 500 completo. Entonces pinté tu cara en un billete de veinte dólares es como arranca Sideshow by the seashore, un temazo de uno de los mejores discos de Luna, justamente el único que me falta en una colección bastante completa, con esos EPs llenos de deliciosos covers y todo. El primer disco recuerdo habérselo comprado a Rosso en su disquería Tabú, que andaba como loco con el disco. Se llama Luna Park, y la verdad que una foto de nuestro Luna Park no habría desentonado en su portada. Tal vez si te grito/ vas a creer en lo que te estoy diciendo/ pero estoy guardando todos los secretos/ y no tengo nada más para decir. Suena en el Lado B del último Música Cretina, y también en el mediodía de un domingo lleno de luz, disfrutando de no ser el último día no laborable de este fin de semana largo. 

sábado, 22 de marzo de 2014

Diana Jones, "Satan"


Salí de detrás mío/ no muestres tu rostro/ Satan, dejá este lugar

Buenos días sábado, buenos días fin de semana largo, buenos días Cretinos. Parece que llegó el invierno, así que es hora de encerrarse en una cabaña, encender el fuego y empezar a tocar canciones. Al menos eso es lo que hizo Diana Jones para grabar su celebrado Museum of Appalachia Recordings, uno de los discos del año pasado. La piba se lo merece, realmente. Adoptada y criada en New Jersey, Wikipedia dice que en la escuela, mientras sus compañeritos escuchaban a Michael Jackson, Kenny Loggins o Prince, ella sentía una inexplicable atracción hacia Johnny Cash o Patsy Cline. El mito iniciático se completa en la biografía de su site, que explica que esa atracción cobró sentido recién a los veinte, cuando descubrió que en realidad había nacido cerca de las Smokey Mountains, en Tennessee. Habrá que creerle, nomás. El Museum según su site oficial es su quinto disco, y lo grabó en apenas dos días, en una cabaña en el Museo de Appalachia, cerca de su lugar natal. El disco la rompe, y a pesar del título, muchos de los temas son de su autoría. Como este Satan, que está escondido en el Lado A del último Música Cretina. Y suena en el sol de un sábado de este invierno que parece estar a la vuelta de la esquina.

viernes, 21 de marzo de 2014

Arthur Alexander, "Soldier of love"

Un soldado del amor/ es algo difícil de ser

Costó pero acá está, llegó el sol del fin de semana. Y también hay un no-programa para disfrutar, y como muestra vale esta joya, del tan olvidado Arthur Alexander. Alguna vez Alfredo Rosso me dijo que Mick Jagger le debía mucho de su fraseo al buen Arthur (y de paso se quedó con un grandes éxitos de Alexander que había llegado a mis manos), y los Beatles supieron versionar varias de sus canciones, aunque sólo Anna quedó inmortalizada en disco (aunque hay una versión rescatada de Soldier of Love en el primer los Beatles en la BBC, del 94). Soldado del amor es una obra maestra bordada por su triste melodía en tonos menores, un atípico –para la época-- golpe seco de batería y una original llamada y respuesta. Cuenta el gran Ritchie Unterburger en la indispensable All MusicGuide que cuando se editó, en el año 62, fue apenas un lado B y no llamó mucho la atención. Pero con el tiempo se convirtió en un clásico. En nuestro verano con Ana fue un clásico en repeat antes de ir a la playa, y en ahora suena el nuevo Música Cretina. En el Lado B, como no podía ser de otra manera.

jueves, 20 de marzo de 2014

El Shepard propio

Abro Facebook y me trae la noticia. Se murió Lucius Shepard, uno de mis escritores privados. Es decir: uno de esos autores cuyo nombre parece significar algo sólo para uno. Con Lucius eso era aún más frustrante, porque cuando lo nombrabas, tu interlocutor ocasional sólo pensaba en Sam, el famoso. Por eso es que su nombre se convertía casi en una contraseña para entendidos. Me hice entendido en Lucius gracias a la revista Cuasar, que hacia fines de los 80 intentó llenar el vacío dejado por El Péndulo. En la corta época en que intentó ser una revista-libro, llegó a mis manos un especial dedicado a mi Shepard. Tenía un cuento apasionante, llamado Los confines de la Tierra, un par de notas y hasta una entrevista. Durante mucho tiempo, esa fue toda la información que pude conseguir sobre él. Pero me alcanzó. Porque el cuento era fascinante. Y su vida lo era aún más. Lucius sabía construir personajes y mundos, lograba que sus historias parecieran reales, ubicadas en el aquí y ahora, narradas por una voz personal, que demostraba tener una imaginación original, oscura, fantástica y, como si fuera poco, contestataria. Conocía el mundo más allá de las fronteras de los Estados Unidos, y había viajado mucho por Centroamérica. Era un ex rocker nunca hippie reconvertido a escritor de ciencia ficción cuando las otras rutas de su vida habían perdido sentido. Un tipo que había vivido, a la manera de los beatniks, pero con rock en vez de jazz, y que después se había puesto a escribir esa ciencia ficción que piensa más en la ficción que en la ciencia. Y sus cuentos eran hipnóticos. Aquel especial de Cuasar tiene fecha de septiembre del 89, y desde entonces nunca he dejado de estar detrás de la pista de Lucius. Me acuerdo que Charlie Feiling me contó alguna vez que coincidió con él en Iowa, donde escribió parte de The Golden, una novela que –según una especialista como Mariana Enriquez—está entre las mejores dedicadas a los vampiros. Una de las maravillas de internet es que permitió obtener nueva información de todas esas obsesiones que uno tenía perdidas y compartimentadas, y Lucius era una de ellas. Pocos sabían de su existencia, así que era imposible conseguir novedades suyas. Pero gracias a internet me enteré de las idas y vueltas de su carrera, pude ponerme al día con su obra, e incluso empecé a leer algún blog en el que comentaba películas, con una mirada muy original y siempre interesante. Facebook hizo más inmediato ese contacto, pero esa inmediatez al mismo tiempo lo fue haciendo más impersonal. En el último tiempo había vuelto a escribir y publicar, se lo notaba entusiasmado. Tenía nuevos libros por venir. Hasta que de pronto dejó de postear. Cuando volvió la actividad en su muro, fue por el post de un amigo que informaba que había sufrido un infarto, y que estaba mejorando. Hasta hoy. A pesar de seguir buscando y rebuscando sus libros tanto en sus extrañas ediciones originales en inglés como sus raras traducciones al castellano, sigo prefiriendo su primera obra, cuyo mejor ejemplo está en los cuentos de El cazador de jaguares –para su edición en castellano la editorial Alcor lo dividió en dos libros, el segundo se titula El hombre que pintó al dragón Griaule--, donde esa voz tan particular de Lucius brilla con su mejor luz. Hay uno en el segundo volumen que se llama El fin de la vida tal y como la conocemos, en el que una pareja de mochileros que vive reprochándose cosas y a punto de separarse se embarca en una experiencia fuera de lo normal, algo que en vez de precipitar la pelea –como era de esperar—los hace aceptar su realidad, y abrazan sabiamente su nuevo destino. Para el joven que era entonces, que aún no había vivido demasiado, aquel cuento fue toda una revelación. Para el lector que sigue persiguiendo su obra esperando volver a escuchar al menos alguna versión de aquella voz única y personal, el recuerdo me invita a aceptar la noticia, y la pérdida. Buen viaje, amigo Lucius. Voy a seguir buscando tus libros, esos que aún me quedan por leer. 

miércoles, 19 de marzo de 2014

Rosanne Cash, "Modern blue"


No tengo nada/ si no te tengo a vos

Todos dicen que el nuevo disco de la hija de Johnny Cash la rompe, y la verdad que apenas lo escuché, me quedé prendado. Se llama The River & The Thread, y es el primero de Rosanne con temas originales desde hace 8 años. El anterior fue The list (2009), pero incluía temas que su padre le había recomendado que escuche cuando cumplió 18 años. La larga despedida de papa Johnny flota igual sobre todo el disco, incluso en este tema que en la versión definitiva –que cierra el Lado A-- es un hitazo que arrasa con todo, no por nada fue el primero que decidí que tenía que estar en el no-programa del regreso de vacaciones. Pero en esta versión acústica se revela como una canción melancólica, que puede hablar de algún amor, pero que en vuelta de la esquina recuerda aquel adiós. “¿Todavía vas a estar ahí cuando tome la curva? ¿Vas a sostener mi mano cuando ya no tenga coraje?” Llovió toda la noche, nos merecemos un poco de Modern Blue.

martes, 18 de marzo de 2014

Michael Bloomfield, "I've got you in the palm of my hand"


Así empieza el nuevo Música Cretina, con el señor Michael Bloomfield, el primer bluesman blanco de Chicago, el que electrificó a Dylan, el que murió joven a los 37 años. Acaban de honrarlo con una caja con tres discos, y no podíamos hacer menos que elegirlo para arrancar este demorado quinto no-programa del año, el primero después de unas merecidas vacaciones, ¿cómo va todo por ahí? Por acá tenemos todo en la palma de la mano, como siempre.