domingo, 24 de noviembre de 2013

Joseph Arthur, "The currency of love"


Tratando de encontrar diamantes/ en un mundo de barro/ qué otra cosa podemos querer/ salvo la moneda del amor

Hace tiempo que le sigo la carrera a Joseph Arthur. Lo descubrí cuando Peter Gabriel empezó con Realworld, y Joseph Arthur era el único cantautor más o menos tradicional en un sello lleno de world music. Aun hoy puedo tararear con la piel de gallina In the sun, el emocionante simple de su segundo disco. En la semana de la sorpresiva muerte de Lou Reed, su carta abierta despidiéndolo fue una sorpresa. Arthur recuerda ahí que lo conoció gracias a Gabriel, que invitó a Reed uno de sus shows antes de terminar firmando con Realworld. Lou lo agarro de la mano, y su primer consejo fue: nunca cedas tus derechos de autor. Lo hizo frente a Gabriel, que le estaba ofreciendo a Arthur un contrato que los incluía.
En esa carta –escrita como un poema— Arthur también cuenta que su amistad con Reed incluyó cruzarse en el gimnasio, salir a andar en bicicleta por la ciudad, y que Lou le llegaba a aconsejar qué temas de su repertorio tenía que tocar, y en qué orden. También cuenta que cuando se descubría escuchando una canción de Lou, podía llegar a mandarle mensajes de texto del tipo: “Perdón por estar de fan, pero Coney Island Baby es la mejor canción de la historia”. Y destaca que su respuesta en esos era amable y educada. Que a pesar de su reputación, era un tipo dulce y generoso. Pero lo más sorprendente de esa larga despedida, es que Arthur cuenta que cuando estuvo perdido y enojado, y empezó a zarparse con las pastillas y el alcohol, la noticia circuló rápido entre sus amigos, y de la nada recibió un breve mensaje de Lou: “No lo eches todo a perder”. Después de eso, confiesa que le dió vergüenza presentarse en ese estado ante su amigo, así que no volvió a ponerse en contacto con él hasta que no podía mostrarle que estaba mejor. Cuando eso sucedió, Lou ya estaba bajo tratamiento en Cleveland, y ya no se volvieron a ver. Al final de la carta, Arthur cuenta que alguna vez, durante sus paseos en bicicleta, le preguntó a Lou si no pensaba escribir su autobiografía. “Ni se me ocurre”, fue su respuesta. “No les debo ni una sola cosa más, salvo lo que ya les di”. Cuando lei aquella carta, recordé este tema del último disco de Joseph Arthur, que llevaba un rato esperando su lugar en algún no-programa. Abre su último disco, The ballad of boogie Christ, y suena muy bien en el Lado B del último Música Cretina, entre Andrés Calamaro y Noah and The Whale. Esta es una hermosa versión acústica, pero la versión del disco –que es la que suena en el no-programa—crece aún más con el arreglo de cuerdas. Con vos en mi circo/ pasé de forzudo a payaso, canta Arthur, y yo no puedo evitar pensar en Lou. No tengo otra moneda/ que la moneda del amor. Amén.

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