jueves, 7 de junio de 2012

Instituto Mexicano del Sonido, "Sinfonía agridulce" (The Verve)


Como en el cuento más famoso de Augusto Monterroso, cuando Camilo Lara despertó, las cintas todavía seguían ahí. Lo que no sabía era si había o no logrado registrar en ellas lo que intentó grabar una y otra vez la noche anterior. Pero cuando apretó play se dio cuenta de que tanto tequila había servido para algo: acompañado sólo por una banda de mariachis, toda la gloria de su borrachera se podía percibir en una increíble versión de la Bitter Sweet Symphony de The Verve, convenientemente traducida.
“Siempre había pensado que era la canción ideal para una borrachera, y por fin tuve la prueba de que no estaba equivocado”, se ríe Camilo, quien asegura que nunca pensó que los Rolling Stones –que detentan los derechos de esa canción– le dejarían editar semejante versión. Pero dieron su aprobación. Por eso su Sinfonía agridulce suena en Soy sauce, su tercer disco como Instituto Mexicano del Sonido, el grupo de una sola persona con que Camilo lleva una relación de toda la vida con la música hacia el plano más personal.
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El primer single del cuarto y flamante disco del Instituto Mexicano del Sonido se llama Político, y su estribillo reza: Verde de mota, blanco de coca, rojo tu sangre / estado fallido campeón. Alfonso Cuarón aún está terminando el video. Pero el tema sigue sonando en el último Música Cretina, el 7, entre Anelis (la hija del gran Itamar Assumpcao) y Colin Meloy haciendo a Morrissey. Está en buena compañía. Ayer hacíamos cuentas celebrando nuestro reencuentro, y descubrimos que nos conocemos hace 15 años, cuando viajé por mi cuenta al DF para ser el único periodista argentino en el primer show de la despedida de Soda Stéreo. Aquel viaje me lo pagué escribiendo para el No, pero también para Chile y Uruguay. Fueron tres notas distintas, me pasé casi una semana escribiendo, y cuando la estaba pasando peor, por suerte conocí a Camilo. Y desde entonces somos amigos. El con el que comienza este post es el comienzo de la nota con la que intenté presentarlo el domingo en Radar, antes de su debut porteño. Y la Sinfonía agridulce nació Cretina, qué duda queda.

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